Una vacuna experimental aumenta hasta un 50% la supervivencia en cuatro personas con cáncer cerebral letal
El bioquímico español Héctor Méndez y sus colegas de la Universidad de Florida logran resultados “prometedores” en un primer ensayo en personas
Cuatro personas con un cáncer cerebral extremadamente agresivo vivieron hasta un 50% más de lo esperado gracias a una vacuna experimental personalizada, según los resultados publicados este miércoles por el bioquímico español Héctor Méndez y sus colegas de la Universidad de Florida, en la ciudad estadounidense de Gainesville. Los pacientes, ya fallecidos, sufrían un glioblastoma —el tumor maligno más común en el cerebro— en una fase terminal cuando se presentaron voluntariamente al ensayo clínico. “Es bastante prometedor”, afirma Méndez, nacido en Salamanca hace 42 años y asentado en Estados Unidos.
Héctor R. Méndez-Gómez es investigador científico asociado en el Laboratorio de Ingeniería de ARN del Programa de Inmunoterapia de Tumores Cerebrales de la Universidad de Florida (UFBTIP) y en el Centro Preston A. Wells, Jr. para Terapia de Tumores Cerebrales.
En entrevista de Marisol Rojas en la cadena SER 100 , pregunto al Doctor Mendez:
¿Podrían inyectarse estas vacunas para evitar la aparición de tumores? Precisamente por cómo están diseñadas estas vacunas no se podrían utilizar con ese fin, porque es necesario tener material genético del tumor extirpado. “Con la muestra del tumor del paciente, se hace una vacuna muy personalizada”, en la que el ARN mensajero hace que las células tumorales parezcan un virus peligroso cuando se reinyectan en el torrente sanguíneo y, entonces, provocan una respuesta del sistema inmunológico.
El ensayo está en fase cero, en la etapa en la que los investigadores buscan asegurarse de que “no hay ningún tipo de toxicidad en la vacuna”. Aunque los resultados publicados en la revista Cell son esperanzadores, el camino que hay por delante puede durar años, porque “queda bastante recorrido hasta que se pueda usar de manera generalizada”.
El siguiente paso, con el apoyo de la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos, será un ensayo clínico de fase I ampliado en el que se incluirá hasta a 24 pacientes adultos y pediátricos para validar los hallazgos. En el equipo de Méndez trabajan ya en cómo se pueden aplicar este tipo de vacunas “en otros tipos de cáncer” y reconoce que ya tienen “resultados preliminares muy buenos en el tratamiento del tumor de hueso”.
Las defensas del cuerpo humano a menudo no reconocen a las células cancerosas como una amenaza. El equipo de Florida emplea una estrategia sofisticada. Los investigadores inyectan en vena partículas lipídicas de millonésimas de milímetro, con información genética obtenida directamente del tumor de cada paciente. Esta receta de ARN mensajero, entrena al sistema inmune para que piense que las células tumorales son virus peligrosos y las destruya.
Méndez explica que los pacientes con un tratamiento estándar, usados como referencia, tuvieron una supervivencia de seis meses. Una de las personas vacunadas, sin embargo, alcanzó los nueve meses, un 50% más. Otro de los participantes vivió ocho meses, un 33% más. En los otros dos pacientes, los resultados fueron positivos, pero no tanto, señala el bioquímico español. El equipo, dirigido por el oncólogo estadounidense Elias Sayour, quiere iniciar ahora un ensayo más amplio, con 24 pacientes, para confirmar la seguridad de la vacuna y afinar la dosis. El siguiente paso sería otro ensayo con unos 25 niños con glioblastoma.
Sarah Blagden, oncóloga: “Deberíamos llegar a tener una vacuna que te pongas a los 40 años y te proteja del cáncer”
La investigadora de la Universidad de Oxford ensaya una revolucionaria inyección para evitar la aparición del tumor maligno más común y letal: el de pulmón
Vacuna experimental aumenta hasta un 50% la supervivencia con cáncer cerebral
“Parece que mejora la supervivencia de las personas y no hemos encontrado de momento ningún tipo de toxicidad crónica”, celebra Méndez, formado en la Universidad de Salamanca y en el Instituto Cajal, en Madrid. Los experimentos previos con animales también fueron prometedores. Los nuevos resultados se publican este miércoles en la revista especializada Cell.
La oncóloga Laura Angelats aplaude el nuevo trabajo, pero es cautelosa. “Es una estrategia muy innovadora y los datos preclínicos son muy interesantes, pero todavía tenemos muy pocos datos en pacientes como para poder confirmar que es un tratamiento seguro y efectivo”, subraya la experta, del Hospital Clínic, en Barcelona.
Hay otras dos vacunas experimentales de ARN en ensayos avanzados en humanos. El oncólogo Vinod Balachandran encabeza las pruebas de una inyección contra el cáncer de páncreas en el Centro Oncológico Memorial Sloan Kettering, en Nueva York. Y las farmacéuticas Moderna y Merck también han obtenido resultados prometedores con una vacuna de ARN contra el melanoma. Todas ellas son vacunas terapéuticas, para tratar un cáncer ya establecido. La oncóloga inglesa Sarah Blagden, de la Universidad de Oxford, lidera un proyecto para desarrollar una vacuna preventiva contra el cáncer de pulmón, basada en virus inofensivos del resfriado del chimpancé, una tecnología similar a la de la vacuna de AstraZeneca contra la covid.
Angelats recuerda que los glioblastomas son “tumores fríos”, porque alrededor de las células cancerosas apenas aparecen células inflamatorias o del sistema inmune. La inmunoterapia, que consiste en estimular las defensas propias contra el cáncer, es mucho menos efectiva en los tumores fríos. La oncóloga destaca que, si la vacuna experimental contra el glioblastoma finalmente funciona, se podría aplicar la misma estrategia contra otros tumores fríos, como el cáncer de colon. “Queda mucho, pero son datos prometedores”, celebra.
El inmunólogo Luis Álvarez Vallina también elogia el nuevo trabajo. “Me parece muy interesante, es un paso más hacia la mayoría de edad de las vacunas de ARN, que van a ser muy importantes contra el cáncer. Esta es una aportación relevante, pese a sus limitaciones”, señala el científico, jefe de la Unidad de Investigación Clínica en Inmunoterapia del Cáncer del Hospital 12 de Octubre y el Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas, en Madrid.
Álvarez Vallina destaca que las nanopartículas lipídicas empleadas por el equipo estadounidense tienen un tamaño mayor de lo habitual y una estructura con múltiples capas, como una cebolla, lo que aumenta su efecto de alerta sobre el sistema inmune. El inmunólogo vaticina un futuro con estrategias combinadas, como la vacunación acompañada de otros tipos de inmunoterapia, como los inhibidores de puntos de control inmunitario. “El escenario va a ser muy plástico, dependiendo de las características de cada paciente y de su situación clínica, pero creo que las vacunas se van a convertir en un elemento importante del arsenal”, sostiene.
Nigeria vacunará a 7,7 millones de niñas contra el cáncer de cuello uterino