Trastorno negativista desafiante (ODD)
El Trastorno Negativista Desafiante (su sigla en inglés es ODD) es un trastorno del comportamiento, normalmente diagnosticado en la niñez, que se caracteriza por comportamientos no cooperativos, desafiantes, negativos, irritables y enojados hacia los padres, compañeros, maestros y otras personas en posición de autoridad.
La angustia y la preocupación que los niños y adolescentes que tienen ODD provocan en los demás son mayores que las que ellos mismos experimentan.
La causa precisa del ODD no se conoce por el momento, pero se aventuran dos teorías primarias para explicar el desarrollo del ODD. Una teoría del desarrollo sugiere que los problemas comienzan cuando los niños tienen entre uno y dos años y medio de edad. Los niños y adolescentes que desarrollan el ODD pueden haber tenido dificultades para aprender a separarse de su figura de apego primaria y desarrollar habilidades autónomas. Las malas actitudes características del ODD se consideran una continuación de las cuestiones normales durante el desarrollo que no fueron resueltas adecuadamente en los primeros años de vida.
La teoría del aprendizaje sugiere, sin embargo, que las características negativas del ODD son actitudes aprendidas que reflejan los efectos de las técnicas de refuerzo negativo empleadas por los padres y personas en posición de autoridad. Se considera que el empleo de refuerzos negativos por parte de los padres incrementa la frecuencia e intensidad de los comportamientos opositores en el niño que de este modo logra la atención, el tiempo, la preocupación y la interacción deseados con los padres o personas en posición de autoridad.
Pero básicamente, se trata de una pauta de comportamiento recurrente y persistente en la que se desafían las órdenes de las figuras de autoridad, comprobando una y otra vez los límites establecidos, ignorando órdenes, discutiendo, mostrando hostilidad hacia compañeros o adultos y molestándolos deliberadamente o agrediéndoles verbalmente. Se manifiesta de forma invariable en el contexto familiar, pudiendo manifestarse o no, en otros contextos como la escuela. Se muestra con mayor evidencia con adultos o compañeros muy conocidos.
En los años escolares puede haber baja autoestima, labilidad emocional, poca tolerancia a la frustración, uso de palabrotas, uso temprano de alcohol, tabaco y substancias ilegales. Son frecuentes los conflictos con padres, profesores y compañeros. Es común el Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad. También pueden aparecer trastornos del aprendizaje y trastornos de la comunicación.
Entre el 2% y el 16% según la población estudiada y los métodos de evaluación. Es más frecuente en varones que en mujeres hasta la pubertad pero las tasas parecen igualarse más tarde.
Se manifiesta antes de los 8 años habitualmente y no más tarde del inicio de la adolescencia. Los síntomas se mantienen meses o años y bastantes de los casos son antecedentes del Trastorno Disocial.
Es más frecuente en familias donde al menos 1 de los padres ha padecido: trastornos del estado de ánimo, Trastorno Negativista Desafiante, Trastorno Disocial, Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad, Trastorno Antisocial de la Personalidad o Trastorno por Consumo de Substancias. También en familias en las que existen problemas conyugales graves.
Se distingue del Trastorno Disocial por la gravedad de los síntomas y no se diagnostica si existe éste. Suele asociarse a los trastornos del estado de ánimo y trastornos psicóticos de niños y adolescentes por lo que no se diagnostica si se hace con éstos. Se diferencia del Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad por la falta de intencionalidad en el no seguir las órdenes y en que en éste no se da tan frecuentemente el desafío, si bien se puede establecer un diagnóstico doble de ambos trastornos. Una observación cuidadosa permite no confundir el síndrome con el Trastorno de Comprensión del Lenguaje y del negativismo o rebeldía de algunas etapas evolutivas.
Los trastornos del comportamiento, como categoría, son sin duda la causa mas común de remisión a los servicios de salud mental para niños y adolescentes. Las estadísticas indican que el trastorno negativista desafiante afecta a 20 por ciento de la población de edad escolar. El ODD es más común en los niños que en las niñas.
En niños los síntomas del Trastorno Negativista Desafiante pueden incluir los siguientes:
– Tiene rabietas frecuentes.
– Tiene excesivas discusiones con los adultos.
– Se niega a acceder a las solicitudes de los adultos.
– Cuestiona constantemente las normas; se niega a obedecer las reglas.
– Su comportamiento está dirigido a molestar o enojar a los demás
– Culpa a otras personas por su mal comportamiento o errores.
– Los demás le causan fastidio con facilidad.
– Tiene frecuentemente una actitud de enojo.
– Habla con severidad o poca amabilidad.
– Se comporta deliberadamente de formas que suscitan venganza.
Los síntomas del ODD pueden parecerse a los de otras condiciones médicas o problemas del comportamiento. Siempre consulte con su pediatra (o el médico del adolescente) para el diagnóstico.
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Un reportaje de Sencillez y orden