Un simple cambio de Ángulo puede revolucionar los paneles solares para SIEMPRE
: la idea de una empresa para impulsar la «agrovoltaica»
En la carrera por mejorar la fotovoltaica, una fuente de generación llamada a ocupar un peso cada vez mayor en el esquema energético, hay quien se centra en la mejora de sus materiales, coste, eficiencia, versatilidad y diseño. Y luego hay quien se plantea cuestiones a priori más simples, pero igual de relevantes: su posición. Es el caso de la firma californiana Sunstall, que hace un tiempo se hizo una pregunta interesante: ¿Qué pasaría si instalásemos los paneles de forma vertical?
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Quizás suene extravagante, pero tiene sentido. Bastante. Sobre todo si hablamos del campo de la «agrovoltaica», que aspira a maridar los intereses y oportunidades que ofrecen la agricultura y la fotovoltaica. Al fin y al cabo, ¿por qué una granja de coles no puede ser también una granja solar, una que suministre energía verde y ayude a frenar la crisis climática que pasa factura a las propias explotaciones?
El problema es el suelo. Los cultivos lo necesitan. La fotovoltaica, también.
En las explotaciones agrovoltaicas no es extraño ver paneles elevados sobre soportes fijos que dejan los módulos a varios metros de altura, lo suficiente para que por debajo pueda circular ganado y tractores o incluso se pueda aprovechar el terreno para plantaciones. Hay otras opciones, como fijarlos sobre invernaderos o incluso sujetarlos con cables que permiten desplazar las piezas.
Además de sacar partido de sus dos extremos, los paneles bifaciales ofrecen otras ventajas interesantes, como su mayor durabilidad —son resistentes a los rayos UV por los dos lados— y reducen los problemas de degradación inducia por potencial (DIP) y costos del equilibrio (BOS). Hace años que hay empresas que los fabrican.
Interesting Engineering precisa que los paneles de Sunzuan se pueden instalar en zonas con pendientes de hasta 15 grados, soportan cargas de viento de hasta 0,084 psi (libras por metro cuadrado) y se están usando ya en una bodega de California. Allí, en un viñedo de Somerset, se han dispuesto 43 módulos de 450 vatios (W). Su diseño le permite además un mayor margen a la hora de decidir dónde colocar los paneles, sin que tengan que estar con una configuración orientada al sur.
Sunstall defiende las bondades de su propuesta y asegura que puede resultar ventajosa incluso para los propios cultivos, uno de los principales argumentos de la agrovoltaica: “Muchos prosperan bien o incluso mejor en sombra parcial, ya que se reduce el estrés UV para la planta. Esto también ahorra fertilizante y agua”.
La firma californiana no es en cualquier caso la única que ha apostado por las instalaciones solares verticales. En la Universidad de Ciencias Aplicadas de Leipzig también han analizado el impacto de estos sistemas, «de pie» y con orientación de oeste a este. Su conclusión es que instalaciones así favorecerían la estabilización de la red alemana y la integración de la fotovoltaica con la agricultura. La compañía japonesa Luxor Solar KK, la francesa TotalEnergieso la Universidad de Mälardalen, en Suecia, han ahondado también en ese camino.
La pregunta por cómo mejorar la instalación de los paneles, tanto dentro como fuera de las plantaciones agrícolas o tierras de pastoreo, tampoco es nueva. Se han propuesto soluciones para invernaderos, con material semitransparente, e incluso hay quien está convencido de que la clave para mejorar el atractivo de la fotovoltaica 0está en fijar las placas directamente sobre el terreno.
Desde Sunstall reivindican que su solución es igual de interesante para otros entornos, más allá de las explotaciones agrícolas, en las que sea necesario dividir espacios: «Combina la invención de los módulos bifaciales con el uso primario o secundario como barrera entre carreteras, propiedades o lo que se te ocurra».