Se pensó que el ciclo del agua de la Tierra era resistente a la intromisión humana, pero un nuevo análisis muestra que los suministros de agua hacia las plantas y el suelo, que son críticos para generar lluvias, se encuentran en un peligroso descenso. La ruptura de este ciclo podría derivar, si no es solucionada a tiempo, en graves desequilibrios ambientales, climáticos, sociales y productivos. Por si esto fuera poco, el agotamiento de las aguas subterráneas y el consiguiente aumento del nivel del mar provocan que el planeta se desplace sobre su eje. 

El ser humano ha destruido el ciclo del agua en la Tierra

Johan Rockström, del Instituto Potsdam

Un nuevo estudio dirigido por el científico Johan Rockström, del Instituto Potsdam para la Investigación del Impacto Climático, en Alemania, analiza al detalle la influencia humana sobre el ciclo del agua en las últimas décadas, centrándose en la alteración del flujo de agua superficial y la extracción desmedida de agua subterránea. Los resultados, publicados recientemente en la revista Nature, indican que estamos frente a un punto de inflexión: de no cambiar a tiempo, todo el sistema terrestre podría verse severamente afectado.

Un mundo inestable

Según un artículo publicado en New Scientist, el ciclo hidrológico está siendo gravemente afectado por el doble golpe del cambio climático y la degradación de la tierra: se trata de un sistema complejo e interconectado, que permite la circulación de agua dulce entre ríos, lagos, humedales, aguas subterráneas, hielo, vapor de agua en la atmósfera, nubes y precipitaciones.

Como consecuencia de esto, algunas zonas del planeta se están volviendo más húmedas y otros más secas. En otras palabras, la distribución en gran parte estable de la lluvia en la que los humanos evolucionaron y florecieron ya no existe. La humanidad ha ingresado en el Antropoceno, una nueva época geológica en la cual las presiones humanas han puesto al sistema de la Tierra en una trayectoria que se aleja rápidamente del estado estable del Holoceno, que se vivió en los últimos 12.000 años.

Esta estabilidad en el sistema de la Tierra, del cual el ciclo del agua es una parte vital, ha permitido sostener el mundo tal como lo conocemos. Precisamente, la estabilidad y la resiliencia del sistema Tierra y el bienestar humano están inseparablemente vinculados, algo que aparentemente hemos olvidado en los últimos tiempos.

El ser humano ha destruido el ciclo del agua en la Tierra

Instituto de Potsdam -Foto: Jong Marshes/Unsplash

Límites superados

En estudios previos, Rockström y sus colegas desarrollaron el concepto de «límites planetarios», en forma de nueve sistemas globales de apoyo a la vida que la humanidad debería mantener dentro de ciertos límites, para asegurar una Tierra habitable a largo plazo. Uno de ellos fue el uso de agua dulce: en 2009, determinaron que todavía estaba dentro de límites seguros.

Definieron dicho límite como un consumo de no más de 4.000 kilómetros cúbicos de agua dulce por año: para los científicos, en ese momento el consumo real era de 2.600 kilómetros cúbicos anuales. En 2019, una revisión indicó que el uso global de agua dulce aún estaba dentro de límites seguros, pero que el ritmo de la actividad humana podría derivar en que este límite se sobrepase a mediados de este siglo.

El ser humano ha destruido el ciclo del agua en la Tierra

Ahora, el nuevo estudio de Rockström y su equipo marca que la situación ha dado un salto dramático. El análisis original de los límites planetarios solo consideraba la extracción de agua dulce. En el último trabajo, los investigadores realizaron un análisis más detallado y crearon dos nuevos límites de agua dulce: alteración del flujo de agua superficial y extracción de agua subterránea.

El ser humano ha destruido el ciclo del agua en la Tierra

Para garantizar un futuro seguro y justo para las personas, la naturaleza y el planeta, los límites del sistema Tierra deben incluir la justicia. Este es el resultado de un nuevo estudio realizado por un equipo internacional de científicos de la Comisión de la Tierra, entre ellos el director del PIK, Johan Rockström.

Comprobaron que ambos límites están siendo sobrepasados: en el caso del agua superficial, clave para la biodiversidad de agua dulce, el agua potable, la pesca, los flujos en los sistemas fluviales, los humedales, las plantas y las lluvias, verificaron que un tercio de las áreas terrestres, que albergan a la mitad de la población mundial, han excedido los límites aconsejables, que se han fijado en una disminución o aumento del 20% sobre el flujo natural.

Casi la mitad de las cuencas de agua subterránea en peligro

La situación de las aguas subterráneas es aún más compleja. En este caso, los investigadores definieron el límite como una extracción que no exceda la reposición: de acuerdo a sus cálculos, el 47% de las cuencas de agua subterránea del mundo están en declive. Esto es más que suficiente para empujar al sistema más allá del límite global.

En otra investigación publicada este año, un grupo de científicos demostró que la humanidad ha extraído tanta agua subterránea que el planeta se ha desplazado sobre su eje: la combinación del agotamiento de las aguas subterráneas y el incremento en el nivel del mar provocó la deriva del polo de rotación de la Tierra.

A partir de estos datos en torno al ciclo del agua, los científicos concluyeron que las interdependencias entre un desarrollo humano equitativo y un sistema terrestre estable y resiliente requieren la inmediata evaluación de límites seguros y justos, como la única forma de evitar situaciones aún más complejas, que desestabilicen irreversiblemente el sistema de la Tierra.

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Referencia

Safe and just Earth system boundaries. Johan Rockström et al. Nature (2023). DOI:https://doi.org/10.1038/s41586-023-06083-8

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