Un primer consejo es empezar la conversación explicando algo los padres, poniendo énfasis sobre todo a las emociones y a lo que las provoca. Por ejemplo, explica Biosca, se puede empezar con una frase como “hoy en el trabajo nos hemos divertido de lo lindo, nos han enseñado un nuevo programa y nos ha costado un montón entenderlo, las pifiadas eran de película… ¡si nos hubieses visto por un agujero! ¿tú qué tal en el instituto?”.
Segundo consejo: al hablar con los hijos “se debe prestar toda la atención en la conversación y no hacer otra cosa a la vez. “Nos hemos habituado a restar importancia a las conversaciones y hacemos miles de cosas mientras hablamos, lo cual es un error grave de nuestra sociedad y debemos cambiarlo”, explica la colaboradora de Superpadres.com. “Para que un charla sea gratificante y profunda requiere de toda nuestra atención”. Por eso es importante prestar esta atención no sólo a lo que nuestros hijos nos dicen, sino también a cómo lo dicen. Afirmaciones como “dices que estás bien pero yo te veo un poco triste, ¿qué me estoy perdiendo?”, pueden ayudar.