El plan de China para modificar el clima está en marcha y parece que ya ha tenido su gran “prueba de fuego”
Esas al menos son las conclusiones de un equipo de investigadores de la Universidad de Tsinghua que, según el South China Morning Post, parece haber encontrado “signos definitivos” de que China puso esos días toda la carne en el asador. Estas tecnologías han sido muy polémicas porque no estaba claro que funcionaran. Es posible que estemos ante un cambio sustantivo en nuestra relación con el tiempo atmosférico.
Conforme se acercaba el primero de julio, siempre según el trabajo del profesor Wang Can, la contaminación atmosférica fue en aumento y eso, en mitad de uno de los veranos más fríos y húmedos de la historia reciente, podía acabar por dar al traste con las ceremonias conmemorativas. Así que, aunque las fábricas de la región habían parado en los días previos, se inició una operación de “siembra de nubes” el día previo al evento.
Recogiendo testimonios de los habitantes de las regiones montañosas que circundan la región y analizando la composición del aire, los investigadores han llegado a la conclusión de que durante el 30 de junio se lanzaron cohetes cargados de yoduro de plata para estimular la lluvia.
Esto habría reducido los contaminantes atmosféricos en más de dos tercios y habría mejorado significativamente la calidad del aire. A juicio del equipo de investigadores, de hecho, esa intervención fue el único evento que permite explicar la mejora súbita de los indicadores de calidad del aire. De confirmarse, probablemente sería la primera modificación meteorológica a gran escala de la que tenemos constancia.
Un chamán con miles de millones de dólares
¿Cómo se puede hacer llover?
Dependiendo del clima y del lugar hay varias maneras diferentes para realizar la siembra de nubes. Las más comunes son en las que se utilizan sustancias como el yoduro de plata, o en las que se usa hielo seco o dióxido de carbono congelado. Para que tenga eficacia es necesario que la nube contenga agua sobreenfriada o en estado líquido por debajo de cero grados.
La sustancia como el yoduro de plata tiene una estructura en forma de cristal parecida a la del hielo, y actúa provocando una nucleación de cristales de hielo a partir de esas gotas de agua. Utilizando hielo seco no hace falta que exista agua por ser un material que, al expandirse, enfría el aire hasta crear hielo a partir del vapor. Aun así, sí que es necesario que haya si lo que queremos es que esos cristales de hielo crezcan tanto como para crear precipitaciones.
Estas técnicas preocupan a algunas personas porque el yoduro de plata en grandes concentraciones puede ser perjudicial para la salud. Pero estudios realizados en Estados Unidos han determinado que la cantidad de este compuesto en los copos de nieve creados de forma artificial es tan pequeño que resulta prácticamente indetectable. De hecho se han detectado mayores cantidades en sitios en los que ni siquiera se han utilizado técnicas de cosechado de nubes.
Se pueden sembrar nubes utilizando sal
En algunas otras zonas más cálidas como La India está ganando en popularidad el realizar la siembra de nubes utilizando materiales higroscópicos como la sal. Las moléculas de agua son atraídas por la sal, por lo que sirve para atraerlas, unirlas y crear con ellas gotas de agua
Los empresarios que se dedican a este tipo de actividades advierten de que sus técnicas no son un Santo Grial que puedan provocar lluvia de la nada, e insisten en que “es tan difícil saber si vas a poder provocar que llueva como predecir el clima”, ya que nunca hay dos nubes iguales. También está el problema de que hace falta que haya nubes, aunque ya se está trabajando en sistemas capaces de crear nubes de lluvia mediante láseres.
Y la verdad es que no puede decirse que sea una sorpresa. El Gobierno chino lleva miles de millones de dólares gastados en tecnologías de este tipo y si durante años se ha hablado de sus esfuerzos para garantizar un buen clima en las regiones agrícolas o para facilitar el desarrollo de las Olimpiadas de 2008, ya hace tiempo que oficialmente ha dicho que aspira a controlar cuándo y cómo llueve en más de la mitad del país.
Queda mucho por aclarar, pero es posible que estemos ante un momento histórico. O no. La idea de convertir la tierra en un enorme invernadero tiene un potencial enorme, pero también un racimo de posibles problemas que solo alcanzamos a intuir.