Diseña tu camino de aprendizaje con “un currículo para un mundo mejor”
Todo estudiante debería poder diseñar su propio currículo y seleccionar lo que necesite desarrollar, crear, implementar o producir para alcanzar sus objetivos de aprendizaje. Conoce «Un Currículo para un Mundo Mejor» y ejemplos de implementación de este modelo mediante el Aprendizaje Basado en Proyectos (ABP).

Cuando los estudiantes recurren únicamente a la memorización para aprobar sus exámenes, sin comprender la relevancia de lo aprendido, genera una desconexión entre lo que aprenden en el aula y las problemáticas reales. Como educador con 12 años de experiencia docente que valora el aprendizaje significativo, ver estudiantes incapaces de aplicar sus conocimientos más allá del aula es desalentador. Por ello, considero que las evaluaciones estandarizadas y el aprendizaje estructurado no han logrado del todo despertar la curiosidad ni promover el pensamiento crítico en las y los jóvenes. Con este objetivo, incorporé el Aprendizaje Basado en Proyectos (ABP) en clase, con el fin de que mis estudiantes participen activamente en la resolución de problemas reales. Para ello, diseñaron una ciudad inteligente con bloques LEGO donde tuvieron que integrar soluciones de energía renovable e infraestructura sostenible. Esta práctica les ayudó a experimentar el aprendizaje como algo significativo. En este artículo, les comparto cómo implementar el ABP en el Nuevo Currículo.
Prensky (2016) propone eliminar el currículo tradicional debido a que éste no se alinea con las habilidades del siglo XXI necesarias para el estudiantado. Desde su punto de vista, la educación tradicional se basa en logros académicos medidos por calificaciones y evaluaciones estandarizadas que no permiten que las y los estudiantes mejoren el mundo. Prensky (2016) explica que, el estudiantado debería trabajar en proyectos del mundo real que les permitan activar sus conocimientos y habilidades de forma simultánea. Sin embargo, esta idea se contrapone al modelo anticuado en el que se considera que el conocimiento va primero y las aplicaciones más tarde. Con esto en mente, quise ofrecer a mis estudiantes experiencias de aprendizaje más auténticas. Al implementar el ABP en clase, he visto que mis estudiantes se hacen cargo de su aprendizaje con más interés, a la vez que desarrollan también habilidades sociales y cognitivas. Por lo tanto, la educación debe ir más allá de la memorización y las pruebas estandarizadas, hacia un modelo educativo que les anime a fomentar la creatividad, la indagación y los hábitos de resolución de problemas.
De la rutina al propósito de aprendizaje
Hoy en día el estudiantado tiene dificultades con la rutina diaria, ya que la perciben solo como “tareas por completar” y no como el objetivo que buscan alcanzar. De ahí que, el profesorado también enfrenta dificultades para imponer obligaciones o dar indicaciones a seguir.
Cuando el estudiantado transforma decisiones en hábitos, es cuando realmente viven la alegría y satisfacción del aprendizaje con propósito, el cual impacta su vida personal y sus futuras carreras.
Los avances en la neuroeducación demuestran que el aprendizaje se vuelve más efectivo cuando conlleva una vinculación emocional, toma de decisiones y habilidades de autorregulación (Nouri 2016; Zimmerman, 2002). Asimismo, los estudios de metacognición señalan que el fomento de estrategias de aprendizaje por hábitos en combinación con la toma de decisiones contribuye de forma significativa al desarrollo de la autonomía y la retención (Sousa, 2016; Thunholm, 2004). No obstante, todavía hoy se busca que el estudiantado reciba información mas no que construya conocimiento, y esto impide que transfieran habilidades (Shams y Seitz, 2008).
De acuerdo con Sousa (2016) los hábitos de aprendizaje y las decisiones se interconectan, ya que ambos se vinculan con funciones ejecutivas del cerebro como la autorregulación y la planeación. Cuando los estudiantes observan su progreso y establecen metas, desarrollan hábitos de aprendizaje que podrían fomentar la vinculación y la autonomía (Zimmerman, 2002). Por lo tanto, el uso de actividades kinestésicas relacionadas con los objetivos de aprendizaje en el aula, pueden mejorar la retención de la memoria, la función cognitiva y contribuir al desarrollo del aprendizaje. Asimismo, hacen que la experiencia en el aula sea más dinámica y atractiva (Ratey, 2008).
Neurofacilitadores
El término “neurofacilitadores” es un neologismo reciente, utilizado para describir docentes que no solo enseñan, sino que entienden las mentes de sus estudiantes, ayudándoles a alcanzar niveles de comprensión más profundos. En su rol, guían y facilitan el aprendizaje, tomando en cuenta las necesidades, intereses y pasiones del estudiantado. De forma general, ofrecen clases en sus áreas de experiencia y ayudan al estudiantado a aplicar, crear y producir contribuciones significativas para su comunidad. Según Prensky (2016), el profesorado de hoy debe aprovechar los intereses del estudiantado y crear una experiencia significativa en el mundo real. Debemos inclinarnos más hacia implementar el conocimiento que a transmitirlo.
Como neurofacilitador, uno de los retos que he enfrentado es que muchos de mis estudiantes se han acostumbrado a recibir información en lugar de construir conocimiento. Por ello, fomentar la toma de decisiones como las estrategias de aprendizaje por hábitos son áreas que requieren atención, pero nos ayudarán también a mejorar la motivación y la autorregulación de las y los estudiantes.
Diseña tu camino de aprendizaje con “un currículo para un mundo mejor”
“Un currículo para un mundo mejor” es la propuesta de Prensky (2014) que busca reemplazar el currículo actual, debido a que ya no es lo que los estudiantes de ahora necesitan. La mayoría del profesorado todavía enseña habilidades anticuadas de forma explícita (habilidades comunicativas, por ejemplo), mas no las habilidades reales que se requieren en la vida. El estudiantado de hoy debe dominar habilidades de inteligencia emocional, negociación y emprendimiento. Sin embargo, aún se mantiene el enfoque en materias de matemáticas, ciencia y lenguaje, y, se deja de lado la enseñanza de habilidades para las carreras del futuro.
El nuevo currículo que las escuelas deberían adoptar es el del Global Developing Life School (GDLS), aplicándolo como un manual para los estudiantes. En este currículo, el estudiantado puede elegir las materias que les interesen de tres áreas principales: 1) pensamiento efectivo, 2) acciones efectivas y 3) relaciones efectivas (Prensky, 2024; Prensky, 2016). Durante las primeras semanas, las y los estudiantes de preparatoria aprenden poco a poco a diseñar su propio currículo personalizado con estrategias y técnicas que los orientan a crear e innovar en sus proyectos finales de cada materia. El rol del facilitador es esencial para el proceso, ya que esta persona brinda dirección y apoyo a cada equipo, donde se agrupa a los estudiantes según las materias que eligieron. Los grupos se crean después de la elección de módulos o proyectos preferidos. Cada facilitador y facilitadora se encarga de apoyar a cuatro o cinco grupos durante el año académico y se evalúa al estudiantado con base en su experiencia o proyecto en la vida real. Uno de los errores más grandes que todavía cometemos es forzar el estudio de lenguaje, ciencia y matemáticas. El estudiantado de preparatoria debería tener la oportunidad de elegir qué estudiar de las tres áreas (Imagen 1) y así explorar sus intereses académicos durante el año.

Las tres áreas mencionadas anteriormente son las que necesitamos ahora. El pensamiento efectivo podría reemplazar a las matemáticas; acciones efectivas, a las ciencias; y relaciones efectivas, al lenguaje. Y las evaluaciones deberían ser el diseño o producto final de los proyectos.
El cuerpo docente pasa mucho tiempo enseñando números y repitiendo el mismo proceso cada año. ¿Qué tal si un estudiante eligiera Pensamiento financiero (uno de los módulos del área de pensamiento efectivo), y le propusiera al facilitador crear un negocio al final del año escolar? Podría ser, por ejemplo, un puesto o kiosco de café en la escuela con un diseño y concepto únicos que lo hagan destacar. También, podría ser el uso de bloques LEGO para diseñar soluciones a un problema real, como el desarrollo de un brazo prostético, una iniciativa que muestra una experiencia significativa en el mundo real que ha resultado exitosa.
Alineación entre el ABP y “un currículo para un mundo mejor”
El ABP es un estilo pedagógico adecuado para la propuesta de “un currículo para un mundo mejor”. De acuerdo con Kokotsaki et al. (2016), el ABP es un acercamiento centrado en las y los estudiantes al darles un rol activo en el proceso de aprendizaje para desarrollar interacciones sociales, conocimiento y comprensión. El ABP fomenta la colaboración mediante instrucciones grupales (pensar-emparejar-compartir) y el uso de múltiples sentidos, lo cual permite que la información se afiance mientras los estudiantes memorizan y recuerdan conceptos de forma efectiva. Así, se establecen conexiones significativas entre ideas y escenarios de la vida real. El ABP también reduce el estrés y regula las emociones al brindar proyectos significativos y al propiciar el aprendizaje autodirigido, lo cual fortalece hábitos positivos (Firdausih y Aslan, 2024; Loyens et al., 2008).
Mis estudiantes de bachillerato del Instituto Westhill utilizaron bloques LEGO en sus proyectos para construir una ciudad inteligente que resolviera problemas reales como la sostenibilidad ambiental y el manejo de energías renovables. Esto fomenta el aprendizaje multisensorial, la resolución de problemas y el aprendizaje activo. Asimismo, al trabajar en equipos, el grupo pudo desarrollar pensamiento crítico y visualizar conceptos. El propósito final de la actividad era impulsar la creatividad, el trabajo en equipo y el sentido de responsabilidad social. El grupo utilizó herramientas digitales para crear un video stop-motion que mostrara las energías renovables de su ciudad y sistemas automatizados para el tránsito.
El proyecto se evaluó mediante una rúbrica basada en resolución de problemas, innovación, trabajo en equipo y aplicabilidad en el mundo real. Los resultados afirmaron el interés, el aprendizaje colaborativo y las habilidades de razonamiento de los estudiantes, los cuales expresaron su entusiasmo por las actividades prácticas, es decir, hubo satisfacción con los resultados del aprendizaje y el desempeño. No obstante, la actividad requirió más tiempo de perfeccionamiento e iteración, así como una herramienta de autoevaluación para ayudarlos a monitorear su progreso de aprendizaje.
Otro claro ejemplo de la implementación del ABP en el nuevo currículo es la integración de Minecraft en el plan de estudios del colegio American Institute of Monterrey, México. Este proyecto permitió que los estudiantes desarrollaran habilidades relacionadas con situaciones del mundo real al involucrarse en la iniciativa Coral Crafters, la cual muestra cómo el ABP se alinea con la filosofía educativa de Marc Prensky.
Las y los estudiantes, en colaboración con un equipo de gente experta en biología marina, tuvieron la oportunidad de enfocarse en el tema urgente de la degradación de los arrecifes de corales. Usaron Minecraft para diseñar estructuras de corales y para cada estructura virtual construyeron una estructura real que se colocó en el océano. El proyecto involucró al estudiantado en un ambiente significativo y conectó acciones virtuales con impacto en el mundo real.
Reflexión
Para moldear el futuro de la siguiente generación, es necesario reformular las políticas y currículos educativos. De lo contrario, veremos el mismo problema que generaciones pasadas han enfrentado. Es esencial formar docentes como neurofacilitadores que puedan liderar a las juventudes de la siguiente década.
Para lograrlo, primero las escuelas deben brindar oportunidades al estudiantado para adaptar y transformar acciones diarias en hábitos permanentes; segundo, los cuerpos docentes que proveen conocimiento de forma tradicional deben convertirse en facilitadores que colaboran de forma activa con sus estudiantes en el proceso educativo (Prensky, 2016); y tercero, debemos dar oportunidad al estudiantado de diseñar su propio currículo y elegir qué implementar, crear y producir. Finalmente, debemos analizar y orientar los currículos educativos de un modelo tradicional al del GDLS, ya que este empodera al estudiantado a moldear el futuro y fomenta el crecimiento, desarrollo y prosperidad en la comunidad.
Me gustaría que me contacten con preguntas, ideas o recomendaciones.
Acerca del autor
Khaled Mabrouk (khaled.mabrouk@outlook.com), es un ciudadano mexicano-egipcio y un educador/docente del Programa de Diploma del Bachillerato Internacional (BI) en el instituto Westhill, Santa Fe, Ciudad de México. Cuenta con una maestría en Educación por la Universidad de Derby. Actualmente es candidato a doctor en Educación en la Universidad de UNICAF y estudia una segunda maestría en Educación Secundaria en la Universidad de Alabama. También cuenta con un diplomado en Innovación Educativa por parte del Tec de Monterrey.
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