Más de la mitad de los jóvenes de 15 a 18 años no abren un libro.
¿Por qué los adolescentes (casi) no leen?
Luz agradable, posición cómoda en lugar confortable y un libro entre manos ponen rumbo al placer de leer. El cuento antes de apagar la luz es el viaje iniciático a la lectura en la infancia que, si cala, queda para siempre. Y en la edad adulta lleva a buscar momentos de evasión que fascinan a quien ama leer. Pero con la efervescencia adolescente, de los 15 a los 18 años el hábito de la lectura se esfuma. «La adolescencia siempre fue una etapa complicada para formar lectores»
«En primaria hay más acompañamiento de los docentes a la lectura. Y también en casa, durante la infancia las familias se dedican más a ello». «En secundaria la educación se especializa, el joven empieza a ser más autónomo y tiene más intereses fuera de casa. Y las Tecnologías de la información y la comunicación y toda su oferta de videojuegos, redes sociales, móvil, cine en ‘streaming’, etc. arrinconan aún más los libros y las propuestas de lectura de una obra completa».
Ideas para motivar
Hablar de lo que estamos leyendo, conversar durante la cena sobre lo que se ha leído durante el día, la noche anterior, en internet o en la escuela es una de ellas. «La lectura debería ser un tema de debate como lo es un programa de televisión, una película o una noticia». Más de la mitad de los jóvenes de 15 a 18 años no abren un libro.
También saber elegir importa. Es importante leer pequeños fragmentos conjuntamente en voz alta, y diversificar la lectura. «El hábito lector se desarrolla con todo tipo de obras, no es necesario que sean del canon académico, pueden ser cómics, sagas fantásticas o relatos de ficción. Relacionar la lectura de texto con el resto de medios como el cine, los videojuegos o el cómic igualmente construye caminos de lectura.
«El consumo cultural, de todo, cambia. Ahora ya no compramos discos enteros, consumimos canciones. Y que se vendan menos discos, ¿quiere decir que se escucha menos música? No, como tampoco es un indicador de lectura que se dejen menos libros en préstamo. Necesitamos otros indicadores».
«Si queremos tener éxito con los jóvenes tenemos tres elementos importantes. Primero, involucrarlos en la participación, en la programación, en las lecturas, en la escritura y en el diseño de los espacios. Queremos que lo preparen ellos a su manera. Segundo, tenemos que hablarles en su lenguaje y que sean ellos quienes hablen de nosotros, pues entre ellos el mejor prescriptor es uno de ellos mismos. Y tercero, hacer propuestas dinámicas y de intercambio».
Cómo organizar un juego o club de lectura a partir de una obra literaria es una de las actividades con las que acercar el gusto por la lectura a los jóvenes, a partir de cosas que eligen hacer, y no necesariamente leyendo un libro directamente. Este es uno de los ejemplos de planes para adolescentes que respiran esa filosofía y que ponen en práctica muchas bibliotecas, con resultados positivos ya documentados.
Lute Pérez