Los científicos han descifrado por primera vez los recuerdos almacenados en la yema de los dedos
Las neuronas de los dedos transmiten información táctil teniendo en cuenta no sólo lo que estamos tocando con las manos, sino también el recuerdo de lo que hemos tocado en el pasado. De esta forma, el cerebro puede emitir las órdenes oportunas para conseguir un trabajo manual perfecto cuando arreglamos algo.
¿Sabías que tu dedo tiene memoria?
No se trata de una memoria como la que usas para recordar los nombres de tus amigos o lo que comiste ayer, sino de una memoria mecánica que influye en cómo sientes el tacto.
Un grupo de científicos ha descubierto ahora cómo esta memoria afecta a la actividad de las neuronas táctiles, las células nerviosas que transmiten la información del tacto al cerebro.
Para entender cómo funciona esta memoria, imagina que presionas tu dedo contra una superficie dura. Al hacerlo, tu dedo se deforma ligeramente y se adapta a la forma de la superficie.
Líquido y sólido
Esta deformación depende de la fuerza que aplicas y del tiempo que mantienes el contacto. Si cambias la dirección de la fuerza o la retiras, tu dedo vuelve a su forma original, pero no de forma instantánea, sino gradualmente.
Esto se debe a que tu dedo es viscoelástico, es decir, tiene propiedades tanto de un líquido como de un sólido. La viscoelasticidad hace que tu dedo tenga una especie de memoria de las fuerzas anteriores que ha experimentado.
Para conocer mejor este sutil proceso cognitivo, los científicos han usado una técnica novedosa: estimular el dedo con diferentes direcciones de fuerza y registrar la actividad de las neuronas táctiles durante estos episodios.
Neuronas táctiles
De esta forma han descubierto que estas neuronas no solo señalan al cerebro la fuerza actual en el dedo, sino también la memoria viscoelástica de cargas anteriores.
“Nuestros hallazgos sugieren que las poblaciones de neuronas táctiles proporcionan un flujo continuo de información al cerebro sobre el estado de deformación viscoelástica de la yema del dedo”, explica el autor principal, Roland Johansson, profesor del Departamento de Biología Médica e Integrativa de la Universidad de Umeå, Suecia, en un comunicado.
“Es plausible que el cerebro emplee esta información para estimar el estado de la yema del dedo durante la planificación y evaluación de acciones táctiles. Investigar esta idea en futuras investigaciones tiene un potencial intrigante”, concluye Johansson.
Esta información sobre el estado físico reciente de la piel puede ayudar al cerebro a formular directrices motores precisas para controlar las manos en tareas de manipulación y hápticas, consideran los investigadores.
Posibles aplicaciones
Este estudio abre nuevas posibilidades para explorar cómo el tacto se relaciona con otras modalidades sensoriales, como la vista o el oído, y cómo se puede mejorar la sensibilidad táctil en personas con discapacidades o enfermedades que afectan al tacto.
Este descubrimiento tiene, además, varias aplicaciones potenciales en el campo de la robótica, la realidad virtual, la medicina y la educación.
En la robótica, se podría mejorar el diseño y el control de los sensores táctiles de los robots, para que puedan manipular objetos con mayor precisión y delicadeza, imitando la capacidad humana de adaptarse a las propiedades físicas de los materiales. También se podría mejorar la comunicación háptica entre humanos y robots, para que puedan transmitir información mediante el tacto de forma más natural y eficiente.
En la realidad virtual, se podría crear una experiencia más inmersiva y realista, al incorporar la memoria viscoelástica del dedo en los dispositivos hápticos que simulan el contacto con objetos virtuales. Así, se podría aumentar la sensación de presencia y de interacción con el entorno virtual, lo que podría tener beneficios para el entretenimiento, el entrenamiento o la terapia.
En la medicina, se podría utilizar la memoria viscoelástica del dedo para diagnosticar o tratar enfermedades o lesiones que afectan al tacto, como la neuropatía periférica, el síndrome del túnel carpiano o las quemaduras. Al medir la respuesta de las neuronas táctiles a diferentes fuerzas aplicadas al dedo, se podría evaluar el estado y la función del sistema nervioso somatosensorial. También se podría estimular el dedo con patrones específicos de fuerza para mejorar la recuperación o la rehabilitación del tacto.
En la educación, por último, se podría aprovechar la memoria viscoelástica del dedo para facilitar el aprendizaje de conceptos abstractos o complejos, como las matemáticas, la física o la química. Al explorar objetos con el dedo y sentir cómo cambia su forma y su resistencia según las fuerzas aplicadas, se podría desarrollar una intuición física y espacial que ayudaría a comprender mejor los principios y las leyes que rigen estos fenómenos.
Referencia
Memory at your fingertips: how viscoelasticity affects tactile neuron signaling
RELACIOANDO NUVE
https://revistanuve.com/el-cerebro-adulto-puede-formar-nuevos-recuerdos/