Sara García Alonso: “La ciencia no es un gasto. Es una inversión; de hecho, regresa en abundancia a los países que optan por él”
- la conversacion 26/09/2024
Es investigador del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO) y lidera el proyecto que pretende encontrar nuevos fármacos contra el cáncer de pulmón y páncreas a partir de 2022.
Además de investigador, también es responsable de la divulgación científica. En este sentido, por ejemplo, participó en la última edición de Naukas Bilbao, organizada por el Departamento de Cultura Científica de la UPV/EHU, y en su intervención destacó la necesidad de invertir en ciencia. Este año, en cambio, subió al escenario del Palacio Euskalduna con un discurso titulado “El verdadero valor del traje espacial” y podemos decir que ha sido un defensor de la investigación en el campo de la ciencia.
¿Se necesita una mayor pedagogía para explicar que la ciencia es una inversión y no un gasto?
De hecho, éste era el objetivo del discurso: presentar un argumento a favor de la investigación. Siempre he pensado que la ciencia no es un gasto, es una inversión que regresa a los países que optan por ella. A través de esta pequeña charla, quería dar a la audiencia ejemplos para mostrar que la inversión en la exploración espacial se ha convertido en objetos, aplicaciones, conocimiento e inspiración, y que todos los que vivimos en la Tierra cosechamos los beneficios.
Se podría decir que a tu extensa labor como investigador has añadido la divulgación científica con las numerosas conferencias que has impartido en los últimos meses. En estos tiempos en los que la desinformación parece tomar cada vez más lugar, e ir más allá de las publicaciones científicas, ¿la divulgación al gran público se ha convertido en un elemento imprescindible para el mundo de la ciencia?
Creo que la mejor herramienta contra la desinformación es la divulgación científica dirigida al público en general. Más allá de las publicaciones académicas, la comunicación clara y accesible sobre los avances científicos promueve el pensamiento crítico y combate los mitos. También permite a la sociedad comprender mejor los beneficios de la ciencia, lo que puede influir en las decisiones políticas y el apoyo a la investigación. Además, creo firmemente que la divulgación también crea vocaciones y fortalece la confianza del público en el conocimiento científico.
El proceso de selección de astronautas de reserva en la Agencia Espacial Europea (ESA) no ha sido sencillo. ¿Cómo fue ese proceso?
Ha sido un proceso muy estricto, que ha durado 18 meses y ha contado con 6 fases. A la primera fase se presentaron 23.000 personas y se completó con evaluaciones curriculares, cartas de motivación y un cuestionario. Hicimos el segundo en Hamburgo y éramos 1.400 personas allí. Hicimos exámenes de matemáticas, física e inglés y pruebas cognitivas. En la tercera fase, con 400 candidatos, hicimos dinámicas de grupo, pruebas psicométricas y evaluaciones psicológicas. Fue en Colonia. Celebramos la cuarta fase en Tolosa y Colonia en Occitania y participaron 100 candidatos. Hicimos más pruebas médicas allí. A continuación, la quinta fase tuvo lugar en Colonia, donde 50 de nosotros nos reunimos para entrevistar a algunos directores y personal de la ESA. Finalmente, la última etapa fue en París y tuvimos una entrevista con el CEO de la ESA.
El mayor desafío estuvo relacionado con las pruebas de coeficiente intelectual en Hamburgo, y la parte más difícil, al menos para mí, fue no saber qué ni cuándo serían las pruebas y cómo prepararme para ellas. No existía una lista específica de temas, por lo que la forma de preparación fue intuitiva y autodidacta.
Eres un biólogo modular. ¿Qué oportunidades, por ejemplo, ofrecería a su campo de investigación la posibilidad de trabajar en gravedad cero?
La investigación en microgravedad nos brinda innumerables oportunidades para crear nuevos conocimientos y aplicaciones que no se pueden replicar en la Tierra. Son muchos los ejemplos de aplicaciones e investigaciones relacionadas con la oncología que se llevan a cabo en la Estación Espacial Internacional: cristalización de proteínas, nuevas formulaciones de fármacos contra el cáncer, sistemas de monitorización de tumores o modelos tumorales, como los organoides.
En las últimas décadas, la competencia en el espacio ha cambiado mucho. Hay nuevos actores y también se han incluido iniciativas privadas. ¿Qué efecto cree que tendrán estos cambios en el corto o medio plazo?
La entrada de nuevos países y actores privados en la competencia espacial ha acelerado la innovación, reducido los costos y ampliado las oportunidades comerciales. En el corto plazo, veremos más misiones y mayores alianzas público-privadas. A mediano plazo, la competencia geopolítica y la exploración de la Luna y Marte pueden impulsar avances tecnológicos significativos. Pero esto trae consigo nuevos desafíos relacionados con la sostenibilidad y la regulación y, sobre todo, con la gestión de la basura espacial.
La inversión en investigación e innovación en la UE es muy rentable