La Fundación Practicum recibe en Madrid al descubridor del fulcro cardíaco, conocido como “el hueso del corazón”
El cardiólogo argentino Jorge Trainini ha hallado un punto de apoyo óseo del corazón llamado a revolucionar su mecánica
Madrid, 20 de octubre 2022. Para posibilitar el movimiento succionador del corazón, los segmentos que conforman las cavidades ventriculares deben tener un punto de apoyo, al igual que un músculo esquelético se apoya en una inserción firme. La pregunta es: ¿lo hay en el corazón? La respuesta está en el fulcro cardíaco: “El corazón no puede
estar anatómicamente suspendido en la cavidad torácica porque le sería imposible eyectar la sangre”, cuenta el cirujano cardiovascular Jorge Trainini. Su trabajo supone un cambio de paradigma en la mecánica y la morfología cardíaca y le ha abierto las puertas de la Universidad Complutense de Madrid y otros centros de prestigio.
En octubre, el Dr. Trainini ha visitado el Instituto de Investigación Aplicada a la Educación en Ciencias de la Salud Fundación Practicum, al que está unido a través de la Cátedra de Medicina Basada en la Complejidad, y ha hablado de su hallazgo. El principal autor del libro Fulcro y torsión del miocardio helicoidal, se refiere a un núcleo de carácter osteocondroide nunca antes citado en la literatura, que se encuentra en las proximidades de la válvula tricúspide (derecha), de la aorta (posterior) y del cordón pulmo-tricuspideo (anterior). Sobre la base de la banda miocárdica ventricular descubierta por el candidato al premio Nobel español Francisco Torrent Guasp en 1978, el argentino exploró corazones animales y humanos hasta hallar un soporte confirmado con la histología.
“Lo más importante para mí en esta comprobación —sostiene el Dr. Trainini— es el hallazgo histológico de cómo el músculo se inserta en esta estructura de naturaleza conectiva condroide u ósea; es igual a una hiedra en la piedra, por eso si se interrumpe su inserción no hay vuelta atrás: habremos roto el corazón”. Y agrega: “confieso que la investigación me llevó a romper dos centenares de ellos”. Las fibras que dan origen al miocardio, así como las de su terminación, se sujetan al fulcro cardíaco, quedando el resto de la estructura muscular libre en el mediastino. Todos los especímenes analizados certifican dicho amarre.
“Yo mismo me preguntaba como no lo había visto todavía luego de efectuar miles de cirugías cardíacas”, se cuestiona el especialista. El fulcro sella el inicio y el fin del miocardio de acuerdo con la disposición helicoidal del corazón y su movimiento de torsión. El que fuera del presidente Colegio Argentino de Cirujanos Cardiovasculares y
presidente ejecutivo del Hospital Perón de Buenos Aires relata que, “al inicio del desplegamiento miocárdico, lo primero que se interrumpe es el núcleo condroide donde confluyen ambos extremos; después, se divorcian los extremos del miocardio y el segmento derecho (inicio) se amarra a la superficie anterior del fulcro”. Finalmente, el extremo ascendente final del miocardio ingresa al fulcro por la parte inferior y el miocardio pierde su solidez integral.
Soporte miocárdico
Esto significa que la conformación clásica del corazón como una masa homogénea no explica su función. “Obviamente, intentar desplegar un corazón en cirugía implica la pérdida de la función cardiaca”, refiere el Dr. Trainini. En síntesis, para entender el valor del fulcro cardíaco hay que aceptar la verdadera estructura espacial del corazón, que al dar al dar dos vueltas en espiral, define un helicoide que delimita los dos ventrículos y conforma su funcionalidad.
“Recordemos —insiste el Dr. Trainini— que el corazón es una bomba de succión/expulsión del tamaño de un puño y un peso promedio de 270 gramos que impulsa de 4 a 6 litros/minuto a una velocidad de 200 cm/s. Además, tiene un consumo
de solo 10 vatios; trabaja en continuidad durante 80 años sin mantenimiento y con una tarea equivalente a extraer desde un metro de profundidad una tonelada de agua diaria con una eficiencia mecánica del 50%, un porcentaje muy superior al de las máquinas (30%) … ¿Cómo podía funcionar el corazón con tal eficiencia sin estar adherido a nada?
Pensamos que encontraríamos algún punto de apoyo que pudiera proporcionar el efecto de palanca y nos pusimos a buscar”.
En definitiva, las investigaciones del equipo interdisciplinar dirigido por el Dr. Jorge Trainini corroboran la existencia de una formación ósea en el corazón humano y definen su función como sistema de apoyo y anclaje para la capacidad y para la potencia, no sólo de bombeo, sino también de succión del órgano vital.
De cara a su colaboración con la Fundación Practicum, que concentra sus esfuerzos en la investigación aplicada a la educación en ciencias de la salud y, en particular, al razonamiento clínico y los procesos que se activan antes y durante la toma de decisiones clínicas, el Dr. Trainini prepara nuevos trabajos sobre la complejidad transversal de las ciencias ante la singularidad del enfermo.