Un equipo del CSIC busca la producción ultrarrápida de anticuerpos neutralizantes contra el coronavirus
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La investigadora del Instituto de Neurociencias UMH-CSIC Guillermina López Bendito, nuevo miembro de EMBO
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La Organización Europea de Biología Molecular (EMBO) ha seleccionado como miembro de por vida a la investigadora del Instituto de Neurociencias, centro mixto de la Universidad Miguel Hernández (UMH) de Elche y el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), Guillermina López Bendito. Con este reconocimiento, Guillermina López Bendito se convierte en la cuarta investigadora del Instituto de Neurociencias UMH-CSIC en pertenecer a la Organización Europea de Biología Molecular, creada en 1964.
EMBO ha admitido como miembros de por vida a 63 nuevos científicos, en reconocimiento a sus logros en el campo de las Ciencias de la Vida. En total, son 80 los españoles distinguidos con este reconocimiento entre los 1.800 miembros de todo el mundo, entre los que hay 88 premios Nobel. Los nuevos miembros electos de EMBO pertenecen a 25 países diferentes y el 44 por ciento son mujeres.
Según ha señalado López Bendito, “recibir esta distinción representa un honor para mí, ya que paso a formar parte de la organización de investigadores más prestigiosa de Europa”. Por su parte, la directora de EMBO, Maria Leptin, ha indicado que “los nuevos miembros han contribuido al éxito de la investigación en las Ciencias de la Vida en Europa y en todo el mundo. Como miembros de EMBO, pueden ahora apoyar a los investigadores con talento y promover un entorno de investigación internacional que conduzca a la excelencia de la Ciencia”.
La tradición de EMBO de reconocer como miembros a destacados científicos de las Ciencias de la Vida se remonta a 1963, cuando un grupo inicial de 150 miembros fue seleccionado por el Consejo de la EMBO. Desde entonces, los miembros de EMBO han sido invitados a nominar y elegir a investigadores excepcionales a unirse a la comunidad
Guillermina López Bendito (Alicante, 1975) es licenciada en Ciencias Biológicas por la Universidad de Alicante y se doctoró en el Instituto de Neurociencias UMH-CSIC. A lo largo de su carrera, ha publicado más de 50 trabajos en revistas científicas de gran impacto. El último, publicado en Science en mayo de 2019, mostró que el sentido del tacto se activa en el cerebro antes de nacer.
Desde 2007, López Bendito dirige su propio laboratorio y grupo como investigadora científica del CSIC en el Instituto de Neurociencias, dentro de la Unidad de Neurobiología del Desarrollo. La línea de investigación de su grupo (“Desarrollo, Plasticidad y Regeneración de los Circuitos Talamocorticales”) ha recibido numerosos reconocimientos. Entre ellos, destacan el Premio Joseph Altman en Neurociencia del Desarrollo (2018), por su trabajo sobre circuitos tálamo-corticales, implicados en procesos como la percepción sensorial o la consciencia, así como el premio internacional IBRO-KEMALI para investigadores menores de 45 años (2017) por sus “contribuciones excepcionales” al estudio del desarrollo y plasticidad de las conexiones entre el tálamo y la corteza cerebral, las más importantes en el cerebro para el procesamiento de la información sensorial.
Su línea de investigación se centra en averiguar cómo se forma una de las conexiones cerebrales más complejas en el sistema nervioso central de los mamíferos: la denominada tálamo-cortical. El tálamo es la vía de entrada al cerebro de la mayoría de los sentidos. Desde aquí, la información es transmitida con un orden determinado (topográfico) a la corteza cerebral, que es el centro de mando donde se procesa e interpreta la información procedente del tálamo. Así, el sistema tálamo-cortical da lugar a la percepción de los estímulos que rodean y permite interpretar el mundo a las personas. Además, el grupo que dirige la investigadora López Bendito estudia el desarrollo anormal del sistema tálamo-cortical, que podría estar implicado en algunas enfermedades neurológicas, que van desde el autismo a la epilepsia.
Elche, 8 de julio de 2020
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Detectan en China un virus de la gripe porcina con “potencial pandémico”
No obstante, los investigadores no presentan pruebas de que la cepa pueda transmitirse entre humanos
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Los investigadores realizaron experimentos en hurones, que muestran síntomas de gripe parecidos a los humanos -como fiebre o tos- al exponerse a este tipo de virus, y concluyeron que la cepa G4 es “altamente infecciosa” y que causa “síntomas graves”.
“Es especialmente preocupante porque uno de los orígenes de este virus se remonta también a la gripe aviar, contra la que los humanos no tienen inmunidad”, asegura uno de los científicos.
Sin pruebas de transmisión entre humanos
No obstante, los investigadores no presentan pruebas de que la cepa pueda transmitirse entre humanos: “las probabilidades son bajas”, según la investigadora Martha Nelson, citada por la revista científica Science.
“Pero nadie sabía de la cepa H1N1, que saltó de los cerdos a las personas, hasta que aparecieron los primeros casos humanos en 2009”, añade.
Por ello, los investigadores piden que se tomen medidas de prevención dado que “es cada vez más frecuente que los puercos se infecten con virus que tienen el potencial de saltar a humanos”.
Los científicos Sun Honglei y George Gao, director del Centro Chino para el Control y la Prevención de Enfermedades, apuntan que “tendría sentido desarrollar una vacuna contra el virus G4 tanto para cerdos como para humanos”.
Entretanto, científicos chinos continúan desarrollando una vacuna para la fiebre porcina africana, cuyo brote desatado en 2018 ha interrumpido el suministro de este tipo de carne y provocado el sacrificio preventivo de cientos de miles de cerdos en China.
Según un estudio de la Academia China de Ciencias Agrícolas recogido este mes en la revista china Science Daily, la vacuna está ya en la fase de ensayos clínicos en cerdos, y las pruebas realizadas hasta la fecha han dado buenos resultados.
“Carta al G20”: ¿más de lo mismo?, no.
Fuente Asociación Española para el Avance de la Ciencia (AEAC)
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Está claro que el G20, establecido en 2008 para aminorar el escándalo autárquico del G6, G7 y G8, ha fracasado estrepitosamente, ampliando la brecha social y desatendiendo a los más vulnerables. Estamos en una nueva era, frente a procesos potencialmente irreversibles como el cambio climático, y es necesario ahora inventar con sabiduría y firmeza nuevas medidas a escala global.
La pandemia por el coronavirus ha vuelto a poner de manifiesto las deficiencias y falta de medios que pudieron, si no evitar, hacer que las consecuencias fueran de menor impacto y causaran no sólo menos daños materiales sino, sobre todo, menos pérdidas humanas….
Ante la actual crisis del coronavirus -COVID-19- que estamos viviendo no se puede tolerar por más tiempo una economía basada en la especulación, deslocalización productiva y guerra sino una economía basada en el conocimiento para un desarrollo global sostenible, que permita una vida digna a toda la humanidad y no excluya, como sucede ahora, al 80% de la misma.
Cuando nos apercibimos de la dramática diferencia entre los medios dedicados a potenciales enfrentamientos y los disponibles para hacer frente a recurrentes catástrofes naturales (incendios, inundaciones, terremotos, tsunamis,…) o sanitarias como la actual pandemia, constatamos, con espanto, que el concepto de “seguridad” que siguen promoviendo los grandes productores de armamento es no sólo anacrónico sino altamente perjudicial para la humanidad en su conjunto, y que se precisa, sin demora, la adopción de un nuevo concepto de “seguridad”, bajo la vigilancia atenta e implicación directa de las Naciones Unidas.
La salud es lo más importante, y debe tratarse siempre, en sus aspectos curativos y preventivos, con absoluta profesionalidad, dejando a un lado cualquier otra consideración. Porque la salud es un derecho de todos. En medicina se han realizado grandes avances pero se ha compartido poco. El gran reto es compartir y extender.
Progresivamente, las epidemias, que siempre han existido y existirán, pasarán a ser graves pandemias porque el “trasiego humano” no cesará de aumentar. Hasta hace unas décadas la difusión era muy escasa porque la gran mayoría de la humanidad se hallaba confinada en espacios reducidos y la posibilidad de transmisión al exterior de los mismos era infrecuente.
Se nos presentan a diario imágenes de las acciones admirables que está llevando a cabo el personal sanitario para atender con gran profesionalidad y humanidad a todos los enfermos del coronavirus, a pesar de los menguados recursos con que cuentan por el afán desmedido de los últimos años de debilitar al Estado (así “mueren” las democracias actuales…). Ponderamos y aplaudimos el impagable trabajo que siguen desempeñando todos aquellos que colaboran en los sectores esenciales (nutrición, transporte, distribución, regulación de la conducta ciudadana, limpieza, desinfección…), así como la actividad de los efectivos militares y de las fuerzas de seguridad en situaciones de emergencia. Es en estas circunstancias cuando se ponen de manifiesto -y no debe olvidarse, una vez más- los efectos de los recortes en la capacidad investigadora, la reducción del tejido industrial y de los distintos y tan relevantes sectores de la sanidad pública que, de ahora en adelante, deberán siempre encontrarse preparados para contingencias de esta naturaleza y gravedad.
En la “Carta al G20”, que acaba de ser firmada por “líderes mundiales para dar una respuesta global a la crisis del coronavirus”, se proponen las mismas medidas que se adoptaron frente a la crisis financiera del año 2008, que han conducido a la situación presente habiendo demostrado que los mercados no resuelven los desafíos globales. Frente a amenazas de ámbito mundial se requiere una reacción proporcional de “Nosotros, los pueblos”. No es la plutocracia -que representa en realidad la fuerza de un solo país- sino el multilateralismo democrático el que puede estar a la altura de las circunstancias. ¿Por qué 20 países deben tener las riendas del destino común cuando en estos momentos hay en el mundo 196 países? No es el “gran dominio” (financiero, militar, energético, mediático) el que va a solucionar los problemas sino la voz y manos unidas de todos los pueblos. La Carta debería ser dirigida a las Naciones Unidas, para dar un renovado vigor al multilateralismo y no a su principal oponente.
Ha llegado el momento –que la irreversibilidad potencial hace apremiante- de reducir las sombrías tendencias actuales propias de la deriva neoliberal, que ha desoído los llamamientos de la comunidad científica para la oportuna adopción de medidas contra el cambio climático y la puesta en práctica sin dilación de los ODS ( Objetivos de Desarrollo Sostenible, Agenda 2030) adoptados por la Asamblea General de las Naciones Unidas en noviembre de 2015 “para transformar el mundo”.
La ciencia debe ayudar al ciudadano para que no quede a merced de unos grandes consorcios internacionales y de unos pocos gobiernos. Es, preciso, verificar bien las informaciones tan rápidamente asequibles en la actualidad, para que, en breve plazo, sean los conocimientos y no los intereses los que orienten la brújula del mañana.
La sabiduría se halla hoy en favorecer la evolución de la gobernanza de tal modo que no sea necesaria la revolución. Volver a soluciones periclitadas y parciales sería dar la razón a la excelente viñeta publicada por El Roto en el periódico “El País” el día 5 de abril: “Cuando todo esto pase nada volverá a ser igual… ¡menos lo de siempre, claro!”.
El progreso que ha alcanzado la medicina en los últimos años –vacunas, antibióticos, prácticas quirúrgicas, conocimiento profundo de la fisiopatología, de los reguladores moleculares, de los mecanismos de expresión genética y de los condicionamientos epigenéticos, de la señalización celular, del diagnóstico enzimático y la introspección física…– ha logrado mejorar la calidad de vida y la longevidad de la población. Se han realizado grandes avances, pero no han sabido aportarse los medios de su aplicación a todos los seres humanos, iguales en dignidad.
El gran reto ahora es compartir y extender el progreso. Hasta hace unas décadas, no sabíamos cómo vivían la mayoría de los moradores del planeta. Ahora lo sabemos y, por tanto, si no contribuimos a facilitar el acceso de todos a niveles razonables de bienes y servicios nos convertimos en cómplices.
La atención debe ser integral y dirigida a toda la población. El tiempo de la pasividad y del temor ha concluido, y hay que decir alto y firme que la sociedad no transigirá en cuestiones de las que depende, con frecuencia, la propia existencia.
El por-venir está todavía por-hacer. Y la democracia está en peligro. El futuro que anhelamos emergerá de la conciencia global, de la ciudadanía mundial, con una equidad progresiva, capaz por fin de expresarse y dejar de ser invisible, silenciosa, sumisa. Por fin, la ciudadanía podrá, presencialmente y en el ciberespacio, manifestarse sin cortapisas. Por fin, la fuerza de la razón en lugar de la razón de la fuerza. Por fin, todos y no unos cuantos. Por fin, la implicación ciudadana. Por fin, la palabra esclareciendo los hoy sombríos caminos del mañana.
Federico Mayor Zaragoza, Presidente de la Asociación Española para el Avance de la Ciencia (AEAC).
Roberto Savio, Presidente de “Othernews”.
Rosa María Artal, periodista
Emilio Muñoz, Socio Promotor de AEAC.
María Novo, Catedrática de Desarrollo Sostenible UNESCO/UNED.
Vicente Larraga, Socio Fundador de AEAC.
Enrique Santiago, Jurista, experto en Derechos Humanos y Derecho Internacional.
Esta carta ha sido publicada en:
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Impulso a la recuperación verde de la UE: La Comisión invierte 1 000 millones de euros en proyectos innovadores de tecnologías limpias
Bruselas, 3 de julio de 2020
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Alimentar en energía una economía climáticamente neutra: la Comisión presenta planes para el sistema energético del futuro y el hidrógeno limpio
Bruselas, 8 de julio de 2020
Para ser climáticamente neutra de aquí a 2050, Europa debe transformar su sistema energético, que representa el 75 % de las emisiones de gases de efecto invernadero de la UE. Las estrategias de la UE para la integración del sistema energético y el hidrógeno, adoptadas hoy, allanarán el camino hacia un sector energético más eficiente e interconectado, impulsado por el doble objetivo de un planeta más limpio y una economía más fuerte.
Estas dos estrategias presentan una nueva agenda de inversión en energías limpias, en consonancia con el paquete de recuperación «Next Generation EU» de la Comisión y el Pacto Verde Europeo. Las inversiones previstas tienen potencial para estimular la recuperación económica tras la crisis del coronavirus. Crean empleo en Europa y refuerzan nuestro liderazgo y nuestra competitividad en las industrias estratégicas, que son cruciales para la resiliencia de Europa.
Integración del sistema energético
La estrategia de la UE sobre la integración del sistema energético proporcionará el marco para la transición a una energía ecológica. El modelo actual, en el que el consumo de energía en el transporte, la industria, el gas y los edificios se está produciendo en «compartimentos separados», cada uno de ellos con cadenas de valor, normas, infraestructuras, planificación y operaciones separadas, no puede lograr la neutralidad climática de aquí a 2050 de manera rentable. Asimismo, los costes cambiantes de las soluciones innovadoras deben integrarse en la manera en que gestionamos nuestro sistema energético. Deben crearse nuevos vínculos entre sectores y aprovecharse los avances tecnológicos.
La integración del sistema energético significa que el sistema se planifica y gestiona en su conjunto, vinculando los diferentes vectores energéticos, infraestructuras y sectores de consumo. Este sistema conectado y flexible será más eficiente y reducirá los costes para la sociedad. Por ejemplo, esto significa un sistema en el que la electricidad que alimenta los automóviles de Europa podría proceder de paneles solares en nuestros tejados, mientras que se mantiene la temperatura en nuestros edificios con el calor de una fábrica cercana, y la fábrica se alimenta de hidrógeno limpio producido a partir de energía eólica marina.
Esta estrategia se basa en tres pilares principales:
- En primer lugar, un sistema energético más «circular», centrado en la eficiencia energética. La estrategia identificará acciones concretas para aplicar en la práctica el principio de «la eficiencia energética primero» y utilizar las fuentes de energía locales de manera más eficaz en nuestros edificios o comunidades. Existe un importante potencial en la reutilización del calor residual procedente de instalaciones industriales, de centros de datos o de otras fuentes, y de energía producida a partir de biorresiduos o de plantas de tratamiento de aguas residuales. La «ola de renovación» será una parte importante de estas reformas.
- En segundo lugar, una mayor electrificación directa de los sectores de uso final. Dado que el sector de la electricidad tiene el mayor porcentaje de energías renovables, deberíamos utilizar cada vez más la electricidad cuando sea posible: por ejemplo, para las bombas de calor en los edificios, así como los vehículos eléctricos en el transporte o los hornos eléctricos en determinadas industrias. Entre los resultados visibles se encontrará una red de un millón de puntos de recarga de vehículos eléctricos, junto con la expansión de la energía solar y eólica.
- Para aquellos sectores en los que la electrificación resulta difícil, la estrategia promueve combustibles limpios, incluidos el hidrógeno renovable y los biocarburantes y el biogás sostenibles. La Comisión propondrá un nuevo sistema de clasificación y certificación para los combustibles renovables y con bajas emisiones de carbono.
La estrategia establece treinta y ocho acciones para crear un sistema energético más integrado, entre las que se incluyen la revisión de la legislación vigente, el apoyo financiero, la investigación y el despliegue de nuevas tecnologías y herramientas digitales, las orientaciones para los Estados miembros sobre medidas fiscales y la eliminación progresiva de las subvenciones a los combustibles fósiles, la reforma de la gobernanza del mercado y la planificación de las infraestructuras, así como una mejor información a los consumidores. El análisis de los obstáculos existentes en estos ámbitos aportará información para nuestras propuestas concretas, por ejemplo la revisión del Reglamento RTE-E a finales de 2020 o la revisión de la Directiva sobre fiscalidad de la energía y del marco regulador del mercado del gas en 2021.
La estrategia del hidrógeno
En un sistema energético integrado, el hidrógeno puede apoyar la descarbonización de la industria, el transporte, la generación de electricidad y los edificios en Europa. La estrategia de la UE sobre el hidrógeno aborda cómo hacer realidad este potencial, a través de las inversiones, la reglamentación, la creación de mercados y la investigación y la innovación.
El hidrógeno puede proporcionar energía a sectores que no son adecuados para la electrificación y proporcionar almacenamiento para equilibrar las variaciones de los flujos de las energías renovables, pero esto solo puede lograrse mediante una acción coordinada entre los sectores público y privado a escala de la UE. La prioridad consiste en desarrollar el hidrógeno renovable, producido utilizando principalmente energía eólica y solar. Sin embargo, a corto y medio plazo se necesitan otras formas de hidrógeno bajo en carbono para reducir rápidamente las emisiones y apoyar el desarrollo de un mercado viable.
Esta transición gradual requerirá un enfoque por fases:
- De 2020 a 2024 apoyaremos la instalación de al menos seis gigavatios de electrolizadores de hidrógeno renovable en la UE y la producción de hasta un millón de toneladas de hidrógeno renovable.
- De 2025 a 2030, es preciso que el hidrógeno se convierta en una parte intrínseca de nuestro sistema energético integrado, con al menos cuarenta gigavatios de electrolizadores de hidrógeno renovable y la producción de hasta diez millones de toneladas de hidrógeno renovable en la UE.
- De 2030 a 2050, se espera que las tecnologías del hidrógeno renovable alcancen la madurez y se desplieguen a gran escala en todos los sectores de difícil descarbonización.
Para contribuir a hacer realidad esta estrategia, la Comisión pone en marcha hoy la Alianza europea por un hidrógeno limpio con líderes de la industria, la sociedad civil, ministros nacionales y regionales y el Banco Europeo de Inversiones. La Alianza creará una cartera de proyectos de inversión para expandir la producción y apoyará la demanda de hidrógeno limpio en la UE.
Para centrar el apoyo en las tecnologías más limpias disponibles, la Comisión procurará introducir normas, terminología y certificación comunes, tomando como base las emisiones de carbono a lo largo del ciclo de vida y la legislación vigente en materia de clima y energía, y en línea con la taxonomía de la UE para las inversiones sostenibles. La Comisión propondrá medidas estratégicas y reglamentarias para crear seguridad para los inversores, facilitar la adopción del hidrógeno, promover las infraestructuras y las redes logísticas necesarias, adaptar los instrumentos de planificación de infraestructuras y apoyar las inversiones, en particular a través del plan de recuperación «Next Generation EU».
Citas de miembros del Colegio de Comisarios
El vicepresidente ejecutivo para el Pacto Verde, Frans Timmermans, ha declarado: «Las estrategias adoptadas hoy reforzarán el Pacto Verde Europeo y la recuperación ecológica y nos situarán firmemente en la vía de la descarbonización de nuestra economía de aquí a 2050. La nueva economía del hidrógeno puede ser un motor de crecimiento para ayudar a superar los daños económicos provocados por la COVID–19. Con el desarrollo y el despliegue de una cadena de valor de hidrógeno limpio, Europa será pionera a nivel mundial y mantendrá su liderazgo en tecnologías limpias».
La comisaria de Energía, Kadri Simson, ha afirmado: «Teniendo en cuenta que el 75 % de las emisiones de gases de efecto invernadero de la UE proceden de la energía, necesitamos un cambio de paradigma para alcanzar nuestros objetivos de 2030 y 2050. El sistema energético de la UE tiene que integrarse mejor, ser más flexible y adaptarse a las soluciones más limpias y con mejor relación entre coste y eficacia. El hidrógeno desempeñará un papel clave a este respecto, ya que la reducción de los precios de las energías renovables y la innovación continua lo convierten en una solución viable para una economía climáticamente neutra».
El comisario de Mercado Interior, Thierry Breton, ha declarado: «La Alianza europea por un hidrógeno limpio puesta en marcha hoy canalizará las inversiones hacia la producción de hidrógeno. Desarrollará una cartera de proyectos concretos para apoyar los esfuerzos de descarbonización de las industrias europeas de gran consumo de energía, como el acero y los productos químicos. La Alianza es estratégicamente importante para nuestras ambiciones en el marco del Pacto Verde y para la resiliencia de nuestra industria».
Contexto
El Pacto Verde Europeo es la nueva estrategia de crecimiento de la UE, una hoja de ruta para hacer que nuestra economía sea sostenible transformando los retos en materia de clima y medio ambiente en oportunidades en todos los ámbitos de actuación y haciendo que la transición sea justa e integradora para todos. Un sistema energético mejor integrado es esencial para avanzar hacia la neutralidad climática de aquí a 2050, creando al mismo tiempo puestos de trabajo, garantizando una transición equitativa y reforzando la innovación en la UE y el liderazgo industrial a nivel mundial. Este sector puede aportar una contribución clave a la recuperación económica de Europa tras la crisis del coronavirus, tal como se indica en el paquete de recuperación Next Generation EU, presentado por la Comisión el 27 de mayo de 2020.
El sistema energético actual sigue basándose en varias cadenas de valor energético paralelas y verticales, que vinculan rígidamente los recursos energéticos específicos con sectores específicos de uso final, con lo que se desperdicia una cantidad significativa de energía. Por ejemplo, los productos petrolíferos son predominantes en el sector del transporte y como materia prima para la industria. El carbón y el gas natural se utilizan principalmente para producir electricidad y calefacción. Las redes de electricidad y de gas se planifican y gestionan de manera independiente. Asimismo, las normas del mercado son en gran medida específicas para los distintos sectores. Este modelo de compartimentos separados no puede dar lugar a una economía climáticamente neutra. Es técnica y económicamente ineficiente y conduce a pérdidas sustanciales en forma de calor residual y baja eficiencia energética.
Una manera de lograr la integración del sector es mediante el despliegue del hidrógeno renovable. Este último puede utilizarse como materia prima, como combustible o como vector energético y almacenamiento de energía, y tiene muchas posibles aplicaciones en los sectores de la industria, el transporte, la electricidad y la construcción. Lo que es más importante, no emite CO2 ni casi ninguna contaminación atmosférica cuando se utiliza. Por lo tanto, ofrece una solución para descarbonizar los procesos industriales y los sectores económicos en los que la reducción de las emisiones de carbono es tanto urgente como difícil de conseguir. Todo esto hace que el hidrógeno sea esencial para apoyar el compromiso de la UE de alcanzar la neutralidad en carbono de aquí a 2050 y el esfuerzo mundial por aplicar el Acuerdo de París.
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