Una investigación analiza la pérdida de distancia frente a las pantallas
La COVID-19 ha acelerado el proceso de digitalización y aislamiento socio-político
16/12/20
Un artículo de una investigadora de la Universidad Carlos III de Madrid (UC3M) analiza las consecuencias de la creciente pérdida de distancia simbólica y física con los medios de comunicación y las tecnologías de la información.
Este fenómeno, acelerado por la COVID-19 y el uso intensivo de Internet, se asocia con una privacidad progresivamente prisionera de la lógica de los mass media, según el artículo publicado en la revista Eu-topias por Pilar Carrera, profesora del Departamento de Comunicación de la UC3M. En paralelo, se produce una pérdida de distancia frente a un discurso mediático que se presenta como transparente, como una “ventana abierta al mundo”, ocultando el proceso de mediación y sus implicaciones políticas, económicas y culturales.
Por ejemplo, cuando vemos un reality show en televisión somos conscientes de que estamos ante un proceso de mediación, de representación, y lo sentimos como algo externo. Sin embargo, cuando usamos Facebook o WhatsApp, aunque el proceso de mediación es exactamente el mismo, hemos perdido de alguna manera esa noción de estar delante de una suerte de espectáculo. “Se produce una naturalización de la representación que es muy peligrosa, porque también entraña una pérdida de la distancia crítica”, señala Pilar Carrera.
Según esta investigadora, si examinamos nuestra relación con las pantallas e interfaces de los medios de comunicación de masas a lo largo del siglo XX hasta la actualidad, podemos apreciar fácilmente cómo la tendencia ha sido una reducción sostenida y progresiva de la distancia física y simbólica, además de una también creciente sofisticación de las formas de control a través de la tecnología de los medios de comunicación de masas a medida que han ido penetrando en los espacios privados e íntimos del individuo.
“Cuando empezó el cine, se consumía en salas públicas. Con la llegada de la televisión la pantalla hizo su entrada en el hogar (espacio privado). Internet es el primer medio que entró directamente en la dimensión de lo íntimo. Y esta tendencia se ha acelerado durante la crisis provocada por la COVID”, explica Pilar Carrera. “Esta pandemia se ha vivido prácticamente filtrada a través de un único medio: Internet… y eso ha producido un déficit discursivo monumental, porque todo el relato de la misma ha llegado casi exclusivamente a través de dicho medio de comunicación”.
Impacto del confinamiento
El confinamiento causado por la COVID-19 ha conducido a una restricción sin precedentes de las libertades públicas en países con una larga tradición democrática, combinada con la generalización de la vigilancia digital legítima e imperiosa emprendida en nombre del ‘interés público’ especialmente a través de los smartphones, según este trabajo. “Es el ejemplo perfecto de una privacidad encapsulada y estrictamente controlada por los medios de comunicación, acompañada de un uso masivo, extenso y frenético de Internet como única ventana ‘abierta al mundo exterior’ y único medio de contacto tan vicario como frustrante con el otro”, apunta Pilar Carrera.
En resumen, la crisis de la COVID-19 ha permitido intuir la verdadera dimensión de Internet en términos de control e ingeniería social, tras décadas de adaptación, interiorización y adopción masiva del medio por parte de la ciudadanía. “En esta tormenta perfecta en la que han chocado dos naturalezas virales (la de Internet y la del COVID-19), se han puesto de manifiesto los vínculos estructurales entre Internet y el aislamiento sociopolítico”, concluye. proceso de digitalización y aislamiento socio-político
Referencia bibliográfica: proceso de digitalización y aislamiento socio-político
Carrera, Pilar (2020). Digital interiors. The Internet Housing Policies. Meet the Age of Confinement. EU-topías, revista de interculturalidad, comunicación y estudios europeos, Vol. 19, págs. 5-18. DOI: 10.7203/eutopias.19.17870 http://eu-topias.org/interiores-digitales/ – Ver PDF
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