Expanxión La revolución femenina empresarial es una realidad
la inclusión real de las mujeres en la empresa no es un asunto de justicia social sino de crecimiento, una exigencia de mercado.
“Cerrar la brecha de género agregaría hasta 0.8 trillones de dólares al PIB de México (70% más)”, señala McKinsey&Company en su estudio Women Matter. Y aporta otros datos que obligan a poner atención, como este:
“Las empresas con más mujeres en altos niveles de su organización tienen 55% mayor rentabilidad”.
El feminismo en los negocios es un tema de capital. Aumentar la participación de mujeres en todos los niveles de la jerarquía corporativa, sobre todo en los niveles de liderazgo, está en la agenda de los principales inversionistas en las grandes economías del mundo.
Pero las inercias retrógradas son más fuerte que los criterios modernos de gobernanza corporativa. Los datos dan pena.
De acuerdo al último reporte de 50/50 WOB (Women On Boards – Women on Boards, en colaboración con WCD (Women Corporate Directors), de 2,574 consejeros en el total de compañías listadas en Bolsa, solo 225 son mujeres.
Si solo contamos a las independientes -quienes no son familia ni parte relacionada-, la participación es de únicamente 2.2% sobre el total de consejeros.
Cada año visibilizamos a las Mujeres Poderosas en los Negocios, porque ponerle foco a ellas sirve de faro para los temas urgentes, como la paridad en condiciones y oportunidades, la inclusión femenina en consejos directivos o la reducción de la brecha salarial –“las mujeres ganan hasta 22% menos que los hombres en altos cargos”, el dato es también de McKinsey-.
Sólo 8% de los miembros de un Consejo de Administración en México son mujeres
Las mujeres ocupan 225 de los 2,574 asientos en los consejos de administración del país, según los últimos datos disponibles recogidos por 5050 Women On Boards (5050wob.com)
Según esos datos públicos, las mujeres ocuparon 225 de los 2,574 asientos en los consejos de administración en 2019, según los últimos datos disponibles. La participación de las mujeres sigue estando por debajo de estándares internacionales y de un porcentaje deseable para impulsar la innovación, la productividad y la competitividad de las empresas
LA FEMINIZACIÓN DE LA PANDEMIA:
¿POR QUÉ LAS MUJERES FUERON LAS MÁS AFECTADAS?
Las cifras hablan por sí mismas: las tasas de desempleo, la saturación de la carga laboral, la atención de labores de cuidado: las mujeres son las más afectadas por la pandemia, pero ¿por qué?
NO HAY MANERA DE QUE YO SIGA TRABAJANDO Y CUIDANDO A MIS HIJOS GEMELOS Y A MI BEBÉ RECIÉN NACIDO, EN CASA”
Las decisiones y sentimientos de cansancio, hartazgo y ansiedad que ha experimentado desde que inició la emergencia sanitaria Isabel Erreguerena, quien dirige la organización Equis Justicia, tienen que ver, además de con el estrés de una pandemia global, con los roles de género. “Tengo gemelos de un año y seis meses y otro bebé con dos meses. Vivir la pandemia embarazada implicó un miedo constante por no saber el riesgo al que sometía al bebé y por la planeación tan detallada que se hizo para su nacimiento”, dice la abogada que trabajó durante parte de su embarazo antes de tomar una licencia de maternidad.
Entre las obligadas pruebas para descartar un posible contagio de COVID-19 antes del parto para ella y su esposo, y preparar la logística del nacimiento, complicada por la pandemia, algo se resintió. Y si bien en lo familiar salió todo bien, sus decisiones impactaron su esquema laboral, pero sobre todo en la carga de trabajo. A partir del confinamiento, el límite entre las jornadas de trabajo y cuidados se diluyen y se vuelven más pesadas, porque no se contempla el espacio para el descanso.
Una encuesta elaborada por la consultora Deloitte entre 400 mujeres de nueve países y publicada en octubre, señala que una de cada tres asegura que tiene mayor carga laboral que antes y 65%, mayores responsabilidades en el cuidado de sus hogares y familia. De ellas, 70% teme que su crecimiento profesional pueda verse afectado.
“Es un tema complicado. Yo tenía claro que quería meter a mis hijos a los tres meses a la guardería y ya no pude hacerlo. Ahora me da miedo llevarlos por el tema de COVID-19. Sin embargo, desde mi privilegio, puedo contratar a alguien para que me apoye”, dice Erreguerena. Su esposo tiene que acudir a su empleo de forma presencial, lo que reduce el tiempo de asistencia y cuidados compartidos en la casa.
La Organización Mundial del Trabajo (OIT, por sus siglas en inglés) advierte que datos de Brasil, Chile, Costa Rica y México muestran que las mujeres con hijos que viven en pareja han experimentado descensos más pronunciados que los hombres en la participación en la fuerza laboral. La caída está relacionada con la pandemia y es más pronunciada en el caso de las mujeres que viven con niños menores de seis años.
En México, el porcentaje de participación laboral para mujeres es de 36.5% y para mujeres con hijos de 29.1%. Mientras que para los hombres, hay una tasa de 87.6% y para hombres con hijos de 91.1%, de acuerdo a los datos de la OIT.
Vanessa García trabajaba hasta el pasado noviembre en el sector bancario. Recuerda los meses antes de su despido debido a un recorte de personal con cansancio.
“Llegaba a las 7 de la noche después de recoger a mi hijo de casa de mis papás y además, yo realizaba las actividades domésticas como preparar la cena, barrer y hacer la tarea con mi hijos”. Pese a la pérdida de trabajo, ve la situación como una ventaja, porque puede pasar más tiempo con sus hijos, que también están en casa, y no tiene que hacer malabares entre las tareas domésticas y las del trabajo.
EL ROL DE LAS EMPRESAS EN LA CRISIS DE GÉNERO
La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) ha sido contundente: la pandemia de COVID-19 ha generado, hasta ahora, un retroceso de más de una década en los niveles de participación laboral de las mujeres en la región. Ante la actual crisis, las jornadas laborales se intensifican.
“Es complejo compatibilizar la sobrecarga del trabajo remunerado con las necesidades de cuidados de los familiares en el marco de las actuales restricciones de movilidad y de los requerimientos para evitar la propagación del virus”, apunta el ‘Informe Especial COVID-19 Nº 9: La autonomía económica de las mujeres en la recuperación sostenible y con la igualdad’, publicado en febrero por la Cepal.
En este contexto, muchas mujeres han volteado a ver a proyectos como el que desde 2017 tienen en marcha Katia Moye y Regina Cabal, fundadoras de la plataforma Momlancers, que ofrece a las madres la posibilidad de regresar al mercado laboral con esquemas flexibles y tiene como objetivo transformar la cultura corporativa. Y si antes de la pandemia muchas de ellas se sentían relegadas en lo laboral por ser madres, ahora demandan aún más el apoyo de sus empresas. “Piden que se genere más empatía en los equipos de trabajo. Y por parte de las empresas, nos han solicitado talleres de empatía hacia líderes de equipos que aún no saben manejar estas condiciones”, afirma Moye.
Cabal agrega que el balance entre vida profesional y personal hace mejor el trabajo. “El home office hizo que todos entiendan lo que pasa con las mujeres en casa. Si no son hijos, abuelos, papás, todos están inmersos en alguna medida a las labores de cuidado y aún no están claros los límites”, explica.
NO HAY UNA POLÍTICA DE DESARROLLO ENFOCADA EN MUJERES
Norma Godínez, directora de Recursos Humanos de la empresa de gestión de talento Kelly Services, afirma que las empresas deben crear programas de apoyo para las familias y seguir con la capacitación de las mujeres.
Aunque, el trabajo debe ser en conjunto entre el sector privado y público. “No hay una política de desarrollo enfocada en mujeres”, afirma Carmen Ponce, economista de Comunicación e Información de la Mujer (CIMAC), sobre alguna iniciativa económica que contemple una mejor repartición de las labores de cuidado para lograr una mayor y mejor incorporación de la mujer en el sector laboral formal.
La especialista, además, advierte que las actividades económicas más feminizadas, como el turismo, el retail, la sanidad o la educación, han sido las más golpeadas por la pandemia. Según evaluaciones de la Cepal y la OIT, estos sectores, además con alto riesgo de contagio, concentran alrededor de 56.9% del empleo de las mujeres y 40.6% de los hombres en América Latina. Además, según el informe de febrero de la Cepal, un bajo porcentaje de mujeres en estos sectores cotizan a un sistema de seguridad social: 35.8% en el comercio, 45.4% en el sector manufacturero, 25.9% en el turismo y 24% en el hogar.
La Cepal sostiene que estas condiciones se vieron potenciadas debido a que las mujeres están concentradas en sectores con mayor riesgo de contracción. Solo hay que echar un vistazo a cómo se encuentra la industria turística o a la caída en el consumo. “Se estima que la tasa de desocupación de las mujeres alcanzaría 22.2% en 2020 (si se asume la misma tasa de participación del 2019), lo que implica 12.6 puntos porcentuales de variación interanual”, señala la Comisión.
Estas actividades también son una parte fundamental de la economía de cuidado, es decir, las actividades y prácticas necesarias para la supervivencia cotidiana de las personas en la sociedad. Se trata de la asunción de labores de cuidado directo de otras personas y de cómo se proveen las precondiciones para hacerlo como la limpieza de la casa, la compra y preparación de alimentos, pero también a la gestión del cuidado a través de la coordinación de horarios y traslados. Y estas actividades son ejercidas, en la mayor parte de los casos, por las mujeres, debido a los roles de género. Y, frecuentemente, no son remuneradas.
“¿Qué pasó con las mujeres? Su tasa de participación en el mercado laboral ha descendido desde mayo de 2020, según cifras del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), a tal grado que, por su disminución gradual, ya es comparable sólo con países árabes”, asegura Ponce. Estas condiciones de desigualdad no surgieron con la pandemia, pero sí las agravó.
LA PANDEMIA TRAE UN REPLANTEAMIENTO DEL MODELO DE VIDA Y LA OPORTUNIDAD DE TENER A MÁS MUJERES EN PUESTOS DE LIDERAZGO, COMO LO HAN DEMOSTRADO LAS MUJERES AL FRENTE DE ALGUNOS PAÍSES. TENER MUJERES COMO LÍDERES MULTIPLICA LAS MANERAS DE ABORDAR EL PROBLEMA”
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