
¡EL SUPREMO SE VENDE!
43 MILLONES DE SOBORNO Y CARCAJADAS PRESIDENCIALES: EL CGPJ, CÓMPLICE DEL FIN DE LA JUSTICIA.

Mi Indignación ante la Justicia Comprada: El Supremo y el Silencio Cómplice del CGPJ
No puedo, simplemente no puedo, quedarme callada ante lo que percibo como un asalto directo a la poca fe que me queda en el sistema judicial. Mi convicción es rotunda: lo que estamos presenciando es un soborno en toda regla, un golpe mortal a la igualdad ante la ley.
La cifra de 43 millones al Colegio de Abogados, con el añadido cínico de «cursos a los jueces», no es un simple rumor; para mí, es la prueba irrefutable de un mecanismo de corrupción perfectamente lubricado. ¿Cómo voy a creer en la independencia de un tribunal cuando veo que, supuestamente, hay un camino de dinero para comprar la influencia de quienes deben ser mis garantes de la Ley? Siento que mi derecho a una justicia imparcial está siendo subastado al mejor postor, y eso me enfurece profundamente.
Sentencia Antes que Sentencia: El Delito de Prevaricación
Lo que más me revuelve el estómago como mujer y como ciudadana es el proceso que, a mi juicio, se ha invertido: acusación y Sentencia… ¡sin el redactado de la misma!
Esto no es Justicia, señores; es una ejecución pre-ordenada.
La Sentencia es la razón de ser del juicio, el documento que explica por qué la Ley se aplica de cierta manera. Cuando el fallo se dicta de antemano, y la justificación se hace esperar o, peor aún, se convierte en un simple trámite, siento que me están tomando el pelo.
Para mí, esto es la confirmación de que la decisión ya estaba «atada y pagada». Es una simulación legal que degrada al Tribunal Supremo, transformándolo de guardián de la jurisprudencia a un mero burócrata que sella acuerdos. Mi respeto por la institución ha caído en picado.El núcleo legal de mi denuncia, y la razón por la que hablo de indecencia, está en la prevaricación judicial. Este delito ocurre cuando un juez o magistrado dicta una resolución injusta y contraria a la ley, sabiendo que lo es.
La Justicia debe tener un razonamiento; lo que percibo aquí es una sentencia torcida por intereses económicos, sin sustento legal honesto.
Doble Indefensión y el Cinismo de las Carcajadas
Pero la indecencia no se detiene en la prevaricación. El propio Tribunal Supremo se contradice en sus actos, generando una doble indefensión en la ciudadanía.
Ajustes de privacidad
- Filtración del Fallo (El Verdugo): Se filtra el resultado, la condena o la absolución, sin el texto íntegro. Esto es el colmo del abuso. Se nos da el veredicto sin los argumentos, impidiendo el derecho a una defensa bien fundamentada o a entender los fundamentos jurídicos. Es como decir: «Estás condenada, pero no te diré por qué».
- La Burla del Presidente (El Payaso Cínico): Y lo que termina de aniquilar mi indignación es tener que ver al propio Presidente o a altos cargos, precisamente en uno de esos cursos de pago que tan mala imagen dan, jactándose de la situación. Escucharlos, con esas carcajadas que denotan una falta absoluta de decencia y de respeto por la toga que visten, diciendo que ahora tienen que «redactar la sentencia» para justificar el fallo ya filtrado, es la mayor burla imaginable. Es la prueba de que su preocupación no es la Ley, sino el papeleo para encubrir su decisión.
Esta contradicción entre un acto supuestamente formal (dictar sentencia) y un acto privado y cínico (reírse de su redacción) demuestra que estos señores han perdido la brújula de la ética y el sentido de su alta responsabilidad.
El CGPJ: Cómplice y Enmudecido
Y en el centro de esta tormenta, tengo que señalar con toda mi fuerza al Consejo General del Poder Judicial (CGPJ). Su actitud no es de prudencia; es de complicidad total e incuestionable.
Ante denuncias de esta magnitud, su deber es actuar de oficio, investigar, depurar responsabilidades y restaurar la dignidad de la institución.
En cambio, ¿qué observo? Silencio. Para mí, están callados como cómplices, permitiendo que la sombra de la corrupción se extienda sin control. Su inacción me resulta imperdonable. El CGPJ debería ser el faro de la independencia judicial, pero se ha convertido, a mi parecer, en la tapadera perfecta para los manejos más oscuros del poder.
Estoy harta de la doble moral. Exijo, como ciudadana, que se ponga fin a esta farsa. La Justicia no debe ser ni ciega, ni vendida. Y mientras el CGPJ siga en este silencio cómplice, mi crítica será cada vez más contundente.
La bolsa española rompe los 16.000 puntos y marca su récord histórico
ATADO Y BIEN ATADO , la justicia pierde credibilidad entre los ciudadanos


