A finales de 2017, España contaba con 23.092 MW de potencia eólica instalada y la energía generada por el viento alcanzó los 47.628 GWh, lo que supone una cobertura de la demanda del 18%. La actividad de este sector tuvo un impacto muy positivo en la economía española, contribuyendo con 3.394 millones de euros al PIB. Estos son algunos de los principales datos registrados en el Estudio Macroeconómico del Impacto del Sector Eólico en España 2016-2017, elaborado por Deloitte para la Asociación Empresarial Eólica (AEE).
Este informe fue presentado el pasado 29 de noviembre, en un acto celebrado en la sede del Club Español de la Energía (Enerclub) y en el que participaron Rocío Sicre y Juan Virgilio Márquez, presidenta y director general de la AEE, respectivamente. Junto a ello también se encontraba Enrique Doheijo, director del Área de Energía de Deloitte-Consultoría Económica.
Indicadores económicos de la buena salud del sector eólico Una de las palabras más repetidas durante la presentación del estudio fue “optimismo”. Y no es para menos. Tal y como indicó Rocío Sicre, “en dos años, el entorno ha cambiado radicalmente y para bien”, y añadió que “pocos sectores de la economía española pueden estar tan orgullosos de su adaptación al cambio como el sector eólico”.
En el estudio elaborado por Deloitte para AEE, se analiza con detalle los dos últimos años del sector eólico en España, 2016 y 2017, junto con el período anterior 2012-2015. Además, cuantifica los beneficios que esta industria supone para la economía de la sociedad española desde 2005, con principal incidencia en los años 2016 y 2017.
Si hace dos años se hablaba del impacto de la Reforma Energética y se destacaba la internacionalización de la industria eólica española, en esta última edición del estudio se ha comprobado que el sector goza de buena salud, siendo su aportación al PIB de un 0,31% del total en España (3.394,7 millones de euros), frente al 0,25% de hace dos años. Tal y como se indica en el informe, la contribución directa del sector eólico al PIB ascendió a 2.300,8 millones de euros en 2017, lo que supuso el máximo de toda la serie histórica analizada desde 2005.
Otro de los indicadores que muestran el impacto económico de la industria eólica es el de las exportaciones, que en 2017 ascendieron a 2.391 millones de euros, frente a las importaciones de 890,5 millones de euros. Las exportaciones netas supusieron 1.500,4 millones de euros, un 65% de la contribución directa al PIB del sector. Estas cifras son comparables con las de sectores de gran importancia para la economía española, como el vino o el calzado.
Esta intensa actividad del sector eólico empleaba en 2017 a 22.578 personas, 12.635 de forma directa y 9.942 de forma indirecta. Con estos datos, se observa que esta industria ha contribuido a la recuperación del empleo durante los últimos años.
En cuanto a las emisiones de gases de efecto invernadero evitadas por la sustitución de combustibles fósiles, se mitigaron 25 millones de toneladas de CO2 en cada uno de los dos años estudiados, 2016 y 2017, y se evitaron en importaciones de combustibles fósiles 9,2 millones de teps, valoradas en 1.506 millones de euros.
Capacidad de recuperaciónEn 2017, con 47.628 GWh producidos, la generación eólica representa entre el 18% y el 20% del mix energético en España, siendo la segunda tecnología tras la nuclear, posición que se espera que mantenga en 2018. Esta cantidad de energía generada fue posible gracias a los 23.092 MW de potencia eólica instalada alcanzada en 2017.
No obstante, el informe indica que el incremento de la potencia eólica se ha mantenido en niveles bajos, 38 MW en 2016 y 66 MW en 2017. Bajos, pero superiores a los registrados en años anteriores, donde se ha experimentado una parálisis prácticamente total en instalación de potencia eólica. Basta con decir que en 2015 no se instaló ni un megavatio nuevo y en 2014 se instalaron 28 MW.
En contraste con estos niveles bajos, y tras las subastas de 2016 y de 2017, el sector eólico tiene el compromiso de instalar 4.600 MW en la península más el cupo canario a 2020. La AEE prevé que la potencia eólica instalada en 2020 en España alcanzará los 28.000 MW, lo que plantea al sector el reto de instalar más de 5.100 MW nuevos antes de marzo de 2020.
Según la Asociación, para hacer posible este crecimiento lineal, se necesita avanzar teniendo en cuenta cinco claves que no dependen del sector eólico pero afectarán a su desarrollo:
- Un marco regulatorio estable, predecible y favorable a largo plazo.
- Esquemas de mercado que favorezcan las inversiones y la reactivación de la actividad industrial.
- Favorecer la repotenciación y el alargamiento de vida de las instalaciones más antiguas.
- Impulsar la electrificación del país.
- Fomentar las actividades de I+D del sector.
Las claves del éxito
Durante la presentación del informe, Rocío Sicre, la presidenta de AEE, hizo hincapié en la capacidad de superación del sector eólico español, un aspecto que muestran los distintos subsectores como los promotores, los fabricantes de equipos y componentes y las empresas de servicios complementarios.
También se ha asistido con optimismo a la irrupción del sector de fabricantes de estructuras offshore, como reflejo del crecimiento de la eólica marina en Europa. A pesar de que en España apenas existe potencia instalada, 5 MW, somos el país donde se construye gran parte de la tecnología que se está instalando por toda Europa.
La fabricación de estructuras offshore ha supuesto una oportunidad para la industria de los astilleros, que ha podido superar la crisis económica de una forma razonable. Esta sinergia intesectorial entre la eólica y otras industrias es una de las claves para hacer un sector potente, consolidado y con presencia en toda una cadena de valor.
Otro elemento que explica la competitividad de la eólica en España es su capacidad de avanzar tecnológicamente, lo que le ha permitido producir máquinas con mayor eficiencia, con aerogeneradores que producen el doble e incluso el triple de la energía generada por las instalaciones más antiguas, las cuales no tienen más de 20 años.
Las nuevas instalaciones que se están realizando en España y las que se prevé que se construyan tras las subastas de 2016 y 2017 nos situarán en 2020 en la senda de cumplir con los objetivos de crecimiento de las energías renovables.
El futuro
Las últimas subastas de generación renovable y la nueva política energética del gobierno español contribuyen a aumentar el optimismo de la industria eólica. La AEE hace referencia al borrador del Anterproyecto de la Ley de Cambio Climático y Transición Energética, el cual recoge para 2030 un objetivo de un 70% de electricidad renovable y un 35% de renovables en energía final. El objetivo es acercarnos a 2050 con un mix energético formado sólo por tecnologías limpias.
En este sentido, la industria eólica se encuentra ante una nueva oportunidad de crecimiento que tendrá relevantes beneficios en el tejido económico del país así como en el medio ambiente, situando a España en la senda para alcanzar los objetivos energéticos de 2050. Objetivos que se alcanzarán siempre y cuando se avance en aspectos clave como estabilidad regulatoria, visibilidad a largo plazo, formulación de un sistema adecuado que garantice la rentabilidad razonable, un sistema de subastas con calendario establecido y una regulación para la repotenciación y la extensión de la vida de los parques eólicos.