La evolución del emprendimiento social: el fin no es ganar dinero
Ayudar a la sociedad está sobre todas las cosas y, en algunos casos, el negocio llega por añadidura. por: Jansel Jiménez Bulle enero 6, 2021
Emprendedores digitales: llegaron para quedarse por: Laura Brugés febrero 15, 2021 Imagenes : ( iStock)
Dar el pescado, enseñar a pescar y revolucionar la industria de la pesca son tres fases en la historia del emprendimiento social.
“Existe un amplio acuerdo en que los emprendedores sociales y sus emprendimientos están impulsados por objetivos sociales. Es decir, por el deseo de beneficiar a la sociedad de alguna forma o formas”, se lee en Social Entrepreneurship: A Critical Review of the Concept, artículo publicado en The Journal of World Business por Ana María Peredo, investigadora de la Facultad de Negocios de la Universidad de Victoria, de Canadá.
Dicho de otra manera, el emprendedor social tiene como objetivo aumentar el valor social. Es decir, contribuir al bienestar de una determinada comunidad humana.
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Dar el pescado La evolución del emprendimiento social La evolución del emprendimiento social La evolución del emprendimiento social La evolución del emprendimiento social La evolución del emprendimiento social La evolución del emprendimiento social
De este modo, asociaciones civiles que, por ejemplo, donan alimentos a personas marginadas son expresión de la primera fase del desarrollo del emprendimiento social, en que el enfoque al 100 % es “dar el pescado”.
Estas organizaciones normalmente se basan en un sistema de voluntariado, en el que los participantes regalan su tiempo y talento para cumplir con objetivos altruistas.
Ningún tipo de ganancia se obtiene en estas tareas más que la de cumplir con el precepto de ayudar al prójimo.
Enseñar a pescar
Sin embargo, cuando el el fin es “enseñar a pescar”, la estructura del emprendimiento social se torna más compleja. Un ejemplo de esto es Pro México Indígena, fundación con más de 20 años de antigüedad enfocada en brindar autosustentabilidad a comunidades mazahuas, otomíes, tseltales, mayas, mazatecas, chinantecas, purépechas y me’phaas de siete estados del país.
Lucía Gómez Arriola, directora general de esta fundación, dice en entrevista para Tec Review que para ella el emprendimiento social es poner en el centro un bien común más que un bien individual. La evolución del emprendimiento social La evolución del emprendimiento social La evolución del emprendimiento social
“Este mundo tan acelerado en el que vivimos nos invita a ser egoístas, pero el emprendimiento social es justamente lo opuesto, pues se trata de generar empatía y resiliencia hacia las problemáticas ajenas y entonces poder decir: ‘si el problema es de otro, también es mío’”, comenta.
Entre los proyectos estrella de esta fundación está Maz B´itu (cuyo significado en mazahua es tela), el cual consiste en vender en línea collares para perros y orejeras para caballos, entre otros productos bordados por mujeres mazahuas del Estado de México.
El dinero obtenido es para estas artesanas y también para continuar con los proyectos altruistas de asesoría a comunidades marginadas de México.
“Somos un puente en la comercialización. Queremos potenciar el talento de los pueblos indígenas y enaltecer sus artesanías”, dice Gómez Arriola.
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Revolucionar la industria de la pesca
Emprendimiento social y lucro no son ajenos como agua y aceite; incluso pueden ser las dos caras de una misma moneda.
En su fase más desarrollada, el emprendimiento social va más allá de “dar el pescado” o “enseñar a pescar” y se convierte en un medio para “revolucionar la industria de la pesca” a través de un plan comercial que no funge como objetivo único ni prioritario.
“Este tipo de emprendimiento es lo mejor de las organizaciones que buscan resolver un problema, pero que utiliza un modelo de negocio, como un medio y no como un fin, para hacer sustentable el proyecto”, expresa en entrevista para Tec Review, Jairo Ruiz Nava, director nacional de Emprendimiento Social innovador (ESi), del Instituto de Emprendimiento Eugenio Garza Lagüera, del Tecnológico de Monterrey.
Ruiz Nava aclara que es muy difícil que empresas sociales algún día puedan ser competencia de grandes compañías comerciales como Amazon o Google. No obstante, las ganancias de aquéllas no son insignificantes.
“Hay empresas sociales en México que ganan 10 millones de pesos anuales, nada despreciable, porque hay empresas comerciales que ni a un millón de pesos de ganancias anuales llegan”, platica.
De acuerdo con el director nacional de ESi, empresas sociales mexicanas son capaces de no solamente ofrecer productos o servicios en pro de la sociedad, sino también de pagar a sus empleados sueldos competitivos de mercado.
Un ejemplo de esto es Iluméxico, empresa que proporciona energía eléctrica a través de paneles solares a pueblos aislados que antes solo tenían carbón o leña como fuentes de energía en el hogar.
También está Pixza, una pizzería que regala rebanadas del producto a personas que viven en situación de calle por cada pizza que los clientes compran.
Otro caso es Isla Urbana, compañía que proporciona agua potable a comunidades marginadas del país a través de sistemas caseros de recolección y purificación de lluvia.
Así es posible cerrar el ciclo virtuoso entre negocio y filantropía tal como Bill Drayton, creador de Ashoka, la asociación de emprendedores sociales más grande del mundo, lo aseveraba a finales de la década de los 80:
“Los emprendedores sociales no se conforman con dar el pescado o enseñar a pescar. Ellos no descansarán hasta revolucionar la industria de la pesca”.
Emprendedores digitales: llegaron para quedarse
Si comenzaste con un negocio digital en la pandemia o quieres arrancar, te dejamos los básicos que debes de saber para alcanzar el éxito.
La pandemia potenció el surgimiento de nuevos emprendedores digitales. Y llegaron para quedarse.
Con todas las medidas de distanciamiento social, los negocios presenciales han migrado y orientado su operación hacia la web o plataformas digitales, donde han encontrado grandes beneficios.
Tec Review conversó con Armando Ruiz, profesor del Tecnológico de Monterrey, y con Nacho Flores, fundador de Fido, plataforma digital para proteger transacciones monetarias –en particular en el sector inmobiliario– sobre las características, oportunidades y retos que tiene el emprendimiento digital en México.
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Emprendedores digitales y tradicionales ¿en qué son diferentes?
Armando Ruiz afirma que el emprendimiento digital es una tendencia que nació hace más de 30 años con el desarrollo de internet, pero su crecimiento se potenció –aún más– con la pandemia de la Covid-19.
Define el emprendimiento digital como “aquel negocio que busca resolver la necesidad de un grupo de personas, generando valor de forma preponderante a través de internet, ya sea páginas web o aplicaciones móviles, o una combinación de ambas”.
Dice que, según la naturaleza del emprendimiento, el digital no está peleado con acciones del emprendimiento tradicional. Es decir, puede buscar un lugar físico, como lo hacen las cocinas que venden por aplicaciones, o que tengan colaboradores, como los casos de aplicaciones de transporte o que reparten comida.
En tanto que Nacho Flores, desde su experiencia como emprendedor digital, nos explica cuáles considera que son las características de los emprendedores digitales:
La forma de pensar
“Un emprendedor tradicional piensa en el cliente de al lado, que habla su mismo idioma, vive en su ciudad, que ve cara a cara o se comunica por teléfono. Pero, el emprendedor digital está pensando en cómo le hace para que su plataforma funcione para el idioma tailandés, chino, inglés. Piensa en más allá de su frontera, pues su cliente cambia, no solo es local, es global”.
El modelo de negocio
“Muchas veces el emprendedor tradicional lo que está viendo es buscar a jugadores grandes para que sean su cliente, como el gobierno, por ejemplo. Con un cliente grande, ya la hace. Pero, en digital, pueden surgir casos como nosotros, que cobramos comisiones muy pequeñas, pero nuestro modelo no es atender a uno, sino a muchos clientes, a escala masiva”.
El levantamiento de capital
“Para el emprendedor digital, ver cómo inyectar más capital es crucial para su negocio, porque está pensando de manera global, y para llegar a lo global el levantamiento de capital es crucial. Si bien el emprendedor tradicional también busca capital, no hace tanto énfasis porque su nicho de mercado es más reducido”.
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Emprendimiento digital, con un enorme mercado
De acuerdo con el reciente Censo de Población y Vivienda 2020, poco más de la mitad de los hogares (52.1%) en el país cuenta con acceso a internet.
Buena parte de la población todavía desconfía de realizar sus transacciones a través de medios electrónicos, por temor a perder su dinero por fraudes o ciberataques.
Ante este escenario, el profesor Armando Ruiz afirma que estas condiciones no constituyen barreras para los emprendedores digitales, pues no son imposibles de franquear.
“La Asociación Mexicana de Internet calcula que el país hay 80 millones de internautas. De estos, más del del 90 % se conecta desde el teléfono celular. Esto habla de que hay un público potencial muy grande. El año pasado, entre marzo y junio, el número de mexicanos que compraron por internet se duplicó, es decir, hay oportunidades”, dice.
Sobre la desconfianza de realizar operaciones en línea –donde se tienen que dar información sensible como los datos de la tarjeta de crédito o el domicilio personal– Ruiz señala que existen formas de contrarrestarla, de tal manera que el negocio se vaya ganando la confianza de los clientes.
“Muchos emprendimientos digitales han buscado sistemas híbridos, en la cual en una primera compra online usualmente mandan sus productos a un Oxxo, o a una tienda cercana. También están las tarjetas prepago para que el cliente sienta más confianza”, expresa.
Dice que los emprendedores no deben tenerle miedo a que los clientes no consuman desde lo digital en un principio, ya las cifras de comercio electrónico en México muestran que, en un año, se avanzó lo que se esperaba que ocurriera en cinco años.
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Fido, un emprendimiento digital que nació de la desconfianza
Nacho Flores, fundador de Fido, explica cómo funciona su modelo de negocio; un ejemplo de emprendimiento digital.
“Funcionamos como un escrow (fideicomiso) gringo, que no es otra cosa que un servicio de custodia monetaria mientras la operación legal de transmisión de un bien inmueble se lleva a cabo, es decir, protegemos el dinero de un comprador para que nunca entregue un anticipo directo al vendedor, sino hasta después que se haya concretado la venta”, comentó Flores.
Su idea de negocio surgió por una amarga experiencia personal, ya que fue víctima de fraude en una operación de compra-venta de un inmueble, en el cual, dio su anticipo al supuesto vendedor, quien nunca respondió.
“Me di cuenta que todos estamos a expensas de la confianza de la otra parte con quien hacemos una operación, por eso nuestro negocio surge por la desconfianza que hay, para resolver ese nicho de mercado”, explicó.
Comenta que, a diferencia de sus competidores tradicionales, que son las instituciones financieras que tienen el negocio fiduciario y que utilizan la figura de los fideicomisos, en Fido cobran una comisión mucho más baja, que es 0.4 % frente al 2 % o 3 % de las fiduciarias.
Además, explica que la apertura de un contrato es más ágil, dado que se desarrolla todo en internet, sin necesidad de ir a oficinas ni utilizar papeles, utilizando la Firma Electrónica Avanzada (e.firma) que otorga el Servicio de Administración Tributaria.
En ese sentido, los contratos tienen validez jurídica porque además de firmarse con la e.firma, se realizan con el respaldo de una casa de bolsa, lo cual da certeza financiera de que el dinero que entrega en custodia el cliente está bien resguardado.
Es así que, en una operación con un inmueble, el comprador da su anticipo a Fido una vez firmado el contrato, en el que también participa el vendedor. Una vez que se hayan hecho los trámites legales para la compra-venta, el vendedor recibe el dinero que dio el comprador, pero si no se concreta la operación, el comprador tiene la garantía de obtener de regreso el dinero.
Nacho Flores explica que su estrategia de difusión no consiste en grandes campañas de marketing, sino que se dirigen a comunidades digitales de Facebook, de bienes raíces o de abogados, con el fin de explicarles el modelo de negocio.
Dice que esto es así porque se trata de asuntos que tienen cierta complejidad de entender, como lo es el funcionamiento de escrow o cómo se manejan los contratos con la e.firma, temas que no se pueden explicar en spots publicitarios o compañas de marketing digital.
“Nuestro mayor éxito ha sido promocionarnos de ‘boca en boca’ en redes sociales. Tenemos charlas, explicamos con calma, escuchamos y resolvemos dudas. Cuando tenemos éxito con una comunidad, ellas nos recomiendan y se va haciendo más grande nuestro nicho”, añade Flores.
Hacia el emprendimiento digital
Armando Ruiz, profesor del Tecnológico de Monterrey, comenta que una de las ventajas de emprender en internet son las redes sociales, con las cuales ya podemos conocer al público objetivo sin necesidad de salir de casa y sin requerir –necesariamente– de agencia de mercadeo.
Dice que, al igual que el emprendimiento tradicional que busca ubicarse en un lugar físico para trabajar, el emprendimiento digital busca resolver una necesidad tangible de los clientes, pero que esto se hace a través de internet.
“AirBnB, por ejemplo, nació en 2008 con alguien que rentó un cuarto por internet, y luego masificó la idea para unir gente que buscaba hospedaje y quien pusiera a disposición su inmueble en renta. Con Uber fue una charla en una universidad en la que se dijo que ojalá se pudiera pedir un coche por teléfono, y alguien la concretó”, dice Ruiz.
Explica que, en el emprendimiento digital, también es necesario definir el nicho de mercado, porque es un error creer que el producto o servicio que se va a ofrecer es para todo el mundo, y al final no termina siendo para nadie.
“Entre más específico el público, mejor, llegarás con más y mejor precisión, e incluso poder definir bajo qué plataforma difundir tu negocio. Si quiero llegar a personas de entre 40 y 45 años, TikTok no sería el mejor lugar para promocionarse y difundirse. Pero, si mi público es de adolescentes y jóvenes, pues el mejor lugar para difundir sí es TikTok”, añade el académico.
Explica que, otra ventaja de los emprendimientos digitales es que, al difundirse en redes sociales o aplicaciones, existe la posibilidad de retroalimentación por parte de los usuarios o clientes.
Dice que los likes o los comentarios pueden servir para mejorar el negocio, se puede conocer mejor al público, ya que los emprendimientos tecnológicos requieren de los comentarios de la gente para mejorar y afianzarse, tal como ocurrió con Rappi, que incorporó sugerencias de los repartidores y clientes; o Uber que agregó el compartir rutas y el pago en efectivo como parte de sus mejoras.
Ruiz también recomienda compartir la idea de negocio con otros para recibir comentarios, que hay que perder el miedo a que ‘me pueden robar la idea’.
Afirma que, en realidad, es positivo: conforme se comparte la idea se pueden oír comentarios sobre a quién va dirigido, qué es lo que le gusta a la gente, entre otras cosas.
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¡Solos no!
Tanto Nacho Flores como Armando Ruiz coinciden en que los emprendimientos digitales no pueden ser labor de un llanero solitario, sino que se necesita crear un equipo con ideas que se puedan implementar.
Flores enfatiza la necesidad de contar con un equipo de programadores, pues desde su experiencia, es lo que determina el éxito o fracaso de un negocio, más que los temas legales, marketing o de capital.
“El equipo de programación es como el centro de operaciones, es tu base. Aunque tengas una idea de negocio fantástica, si no construyes la cosa correcta a través de la programación, si la gente no ve algo seguro, no te va comprar”, expresa Flores en su caso, ya que su negocio tiene que ver más con prestación de servicios financieros.
En cambio, cuando se trata de negocios que ofrecen un producto físico, Armando Ruiz señala que, además del equipo de programación, se requiere conformar grupos multidisciplinarios para fortalecer la parte de la logística y de marketing para que se puedan difundir mensajes de calidad precisos a grupos objetivos de interés.
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