LOS ALUMNOS SON VIAJEROS
Llevo varios días con una idea rondando por mi cabeza. Una idea que ha propiciado esta reflexión y que está basada en tres interrogantes:
¿Sabemos quiénes somos? ¿Saben nuestros alumnos quiénes son? ¿Podemos ayudarlos?
Quiero que mis alumnos sepan mucho, pero sobre todo y, en primer lugar, mucho sobre sí mismos.
Me pinto
a mí misma,
porque soy
a quien mejor
conozco.
FRIDA KAHLO
Nuestra historia comienza cuando somos capaces de sentir lo que está ocurriendo en nuestro interior. Como docentes debemos ayudar a nuestros alumnos en su viaje hacia Uno Mismo, pero para ello, debemos realizar y vivir ese viaje en nosotros mismos. He intentado plasmar mi viaje con palabras y así lo he sentido:
Cansado de preocuparme, preocupado por despreocuparme
Nos preocupamos por conocer a la perfección a quienes nos rodean,
y a la vez,
nos despreocupamos de conocernos.
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Nos preocupamos por lo que los demás puedan pensar de nosotros,
y a la vez,
nos despreocupamos de lo que nosotros pensamos de nosotros mismos.
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Nos preocupamos por encontrar ese lugar que nos haga disfrutar,
y a la vez,
nos despreocupamos de hallar ese rincón interior que nos permita sentirnos en paz.
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Nos preocupamos por los asuntos superficiales que invaden nuestras vidas,
y a la vez,
nos despreocupamos de lo asuntos vitales que tienen lugar en nuestro interior.
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Nos preocupamos por lo que puedan hacernos nuestros supuestos enemigos,
y a la vez,
nos despreocupamos de controlar a nuestro peor enemigo: nosotros mismos.
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Nos preocupamos, vigilamos y señalamos lo que los demás hacen,
y a la vez,
nos despreocupamos de ser, hacer y sentir.
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Nos preocupamos por el ayer y por el mañana,
y a la vez,
nos despreocupamos de ese momento llamado ahora.
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Nos preocupamos, cotilleamos y hasta criticamos las relaciones de los demás,
y a la vez,
nos despreocupamos de nuestra relación con nosotros mismos.
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Nos preocupamos por todas nuestras preocupaciones,
y a la vez,
nos despreocupamos de ocuparnos más con utilidad y profundidad.
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Nos preocupamos porque no nos escuchan,
y a la vez,
nos despreocupamos de escuchar de verdad a los demás.
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Nos preocupamos mucho por nuestro errores,
y a la vez,
nos despreocupamos de asustar a nuestros miedos.
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Nos preocupamos demasiado por las cosas que cuestan mucho dinero,
y a la vez,
nos despreocupamos de dar valor a las que sin costar nada, valen mucho.
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Nos preocupamos por las opiniones de los demás,
y a la vez,
nos despreocupamos de cuál es nuestra propia opinión.
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Nos preocupamos por cuidar nuestro exterior,
y a la vez,
nos despreocupamos de hacer lo mismo con nuestro interior.
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Nos preocupamos por encontrar a nuestra media naranja,
y a la vez,
nos despreocupamos de encontrarnos a nosotros mismos.
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Nos preocupamos por querer agradar y por ganarnos a todo el mundo,
y a la vez,
nos despreocupamos de que solo puedes ganarte a ti mismo.
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Nos preocupamos por los “nuncas”,
y a la vez,
nos despreocupamos de los “siempres”.
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Nos preocupamos por lo que hacemos,
y a la vez,
nos despreocupamos de hacer lo que sentimos y de sentir lo que hacemos.
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Nos preocupamos por las oportunidades que no alcanzamos,
y a la vez,
nos despreocupamos de que la oportunidad somos nosotros.
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Nos preocupamos por el viento que sopla,
y a la vez,
nos despreocupamos de ajustar las velas.