El pensamiento crítico incluye la capacidad de razonar y pensar con lógica, analizar y juzgar las situaciones adecuadamente y actuar con una base fundamentada. En verano, cuando compartimos más tiempo con los hijos, podemos aprovechar para potenciar esta habilidad. El pensamiento crítico no solo ayudará a los niños y jóvenes a afianzar mejor lo que aprenden o a resolver los exámenes con más facilidad durante el curso, sino que les preparará para enfrentarse a muchos momentos de la vida en los que tendrán que tomar decisiones o afrontar con espíritu racional experiencias, información o actitudes propias y de los que le rodean. aulaPlaneta propone algunas ideas para fomentar el pensamiento crítico en los niños, ejemplos y recursos para practicar en familia.
¿Qué implica el pensamiento crítico?
La capacidad de analizar de forma crítica una situación o información exige ciertas actitudes o destrezas que ayudan en la toma de decisiones y en la forma de actuar. Por eso es importante trabajar con los hijos las capacidades que permiten el pensamiento crítico, como profundizar en los datos para comprender su significado, enfocar los hechos o situaciones desde varios ángulos, llevar a cabo un proceso de decisión racional, basado en valores esenciales, evitar dejarse llevar por los prejuicios o las emociones irracionales y elegir con autonomía y responsabilidad.
Cinco consejos para enseñar a pensar de forma crítica
- Fomentar en los hijos el amor por el conocimiento. La información es fundamental en el pensamiento crítico. Cuantos más datos se tienen, mejor se puede juzgar y reaccionar. Así pues, también en vacaciones, cuando se dispone de más tiempo, se debe fomentar el amor por el conocimiento en el ámbito familiar, responder siempre de forma sencilla y clara a las preguntas de los hijos, e incitar y premiar su curiosidad. Hay multitud de recursos, revistas, vídeos y documentales para todos los gustos e intereses.
- Ayudar a comprender. Para pensar de forma crítica hay que ser capaz de entender el mundo que nos rodea, conocer las causas de las cosas y los efectos de nuestras acciones. Se puede trabajar con los hijos la organización y selección de hechos e ideas, la interpretación de un suceso o una noticia o la capacidad para distinguir qué es importante en una información y qué es secundario.
- Fomentar la argumentación. El pensamiento crítico se nutre del debate, la lógica, la capacidad de relacionar hechos, el análisis de las diferentes opciones u opiniones o la puesta en común de puntos de vista. Es bueno animar a los hijos a argumentar lo que dicen y hacen, y a analizar las actuaciones o discursos de otras personas para tratar de entender la argumentación y el proceso de toma de decisiones que subyace tras ellos.
- Transmitir valores fundamentales. El pensamiento racional y basado en hechos es importante en el pensamiento crítico, pero también debe basarse en valores. Cuando los hijos tomen una decisión o se formen una opinión sobre algo o alguien tendrán que aplicar la objetividad pero también apelar a sus convicciones y a la ética. Es aconsejable fomentar valores como la empatía, la justicia, la igualdad, el respeto y la tolerancia, la libertad, la honestidad, la responsabilidad o la humildad.
- Dejarle decidir con autonomía. Aprendemos haciendo, poniendo en práctica; por eso es importante dejar a los hijos tomar decisiones y animarles a expresar su opinión en situaciones de su día a día. Así aprenderán a establecer prioridades, aceptar y solucionar los errores, serán más autónomos y se responsabilizarán de sus decisiones.